Cayetano González – ETA, fuera de Europa.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

A la espera de lo que dicte el Tribunal Constitucional antes de la medianoche del jueves, es prácticamente seguro que ETA no podrá presentarse a las elecciones europeas del próximo 7 de junio y, consecuentemente, no estará en el próximo Parlamento Europeo que salga de esos comicios. Así lo ha decidido el Tribunal Supremo que ha considerado que la candidatura denominada «Iniciativa Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos» solo era una «instrumentalización» de los partidos políticos ilegalizados y que tenía como fin «»eludir» y «sortear» la sentencia del Alto Tribunal que en su día ordenó la disolución de Batasuna.

Esta es sin ningún genero de duda una magnífica noticia, porque de nuevo -al igual que sucedió en las elecciones vascas del pasado uno de marzo- el Gobierno, la Fiscalía y en última instancia el Supremo han puesto los medios para impedir que ETA burlara la ley de partidos y se colara en las Instituciones. Los terroristas y quienes les apoyan tienen que sentir el aislamiento social y la soledad política más absoluta, lo que conlleva que no puedan estar en las instituciones democráticas, mientras que los primeros no renuncien a la violencia y los segundos no les retiren su apoyo.

El denominado mundo de la izquierda abertzale sabe que por este camino van directamente al precipicio. Pero bien merecido lo tienen, por su indecencia e inmoralidad al no condenar nunca ningún atentado de ETA. Cuanto más tarden en aceptar las reglas del juego democrático, mas apoyos sociales irán perdiendo a favor de formaciones políticas como Aralar, que teniendo el mismo ideario independentista que ellos, sin embargo es un partido que condena la utilización de la violencia para conseguir fines políticos.

¿Por qué les falta a ese mundo de Batasuna, el coraje y el mínimo democrático exigible para desmarcarse de ETA y empezar a hacer política sin apoyarse en las pistolas? Mientras no se produzca ese alejamiento de la banda terrorista, el Gobierno está en la obligación, y para ello cuenta con el apoyo del principal partido de la oposición y de una inmensa mayoría de la opinión pública, de impedir que los terroristas puedan estar presentes en alguna Institución.

La constancia y la perseverancia en aplicar este tipo de medidas en la lucha antiterrorista es esencial para conseguir la derrota de ETA. En tiempos muy recientes, el Gobierno de Zapatero no actuó así y todavía estamos pagando las consecuencias en forma de presencia de una de las franquicias de la banda terrorista, ANV, en casi medio centenar de Ayuntamientos vascos y navarros. Es de desear que el ejecutivo encuentre cuanto antes los mecanismos jurídicos adecuados para que junto a la necesaria voluntad política pueda cambiarse esa situación. Mientras tanto, alegrémonos de que ETA no vaya a estar en el próximo Parlamento Europeo y que sin embargo si vaya a tener su sitio una víctima del terrorismo tan ejemplar y admirable como es Teresa Jiménez Becerril al igual que hasta ahora ha estado Bárbara Durkhop.

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