MADRID, 18 (OTR/PRESS)
La novedad de esta campaña electoral es que quienes no se presentan ni sueñan con un escaño en el balneario de Estrasburgo (Zapatero, Rajoy, incluso Aznar) hablan más que los propios candidatos: López Aguilar, Mayor Oreja, etc…
El caso del ex presidente del Gobierno es el más llamativo. Aznar está en todos los medios. Bien sea por exigencias del contrato editorial -acaba de publicar un libro y los libros para venderlos hay que promocionarlos-, bien porque le apetece decir lo que Rajoy no sabe o no quiere decir, el caso es que, como digo, está en todas partes criticando con dureza a Zapatero. Sobre todo la política económica.
Ironiza Aznar acerca del «nuevo modelo económico» que pretende implantar Zapatero y le recuerda que el modelo anterior, ahora tan denostado, consiguió crear cinco millones de empleos. Los datos del paro (cuatro millones de desempleados) son el triste, aunque inevitable, referente de las invectivas del ex presidente. Es pronto para saber si la irrupción de Aznar en la campaña ayuda o perjudica a Rajoy porque el actual líder del PP venía apostando por un discurso menos agresivo que el que se gasta el ex presidente. Ya digo que puede que todo se deba a la servidumbre que apareja la promoción del libro aunque conociendo al personaje es seguro que se lo está pasando bien porque dice lo que le apetece y se mete con quien quiere sin tener que rumiar las consecuencias como sí hacía cuando «hablaba catalán en la intimidad».
Aznar -al igual que en su día Felipe González- ha recibido mucha tralla y es humano que quiera responder. Lo verdaderamente inquietante sería que guardara silencio.