MADRID, 19 (OTR/PRESS)
Dentro de muy pocos días, el 9 de junio, las elecciones europeas. El PSOE llega con el hándicap de la crisis económica y con la ventaja de los enormes esfuerzos del Gobierno por combatirla. El PP llega hundido en ese océano de corrupción que no le da ni un día de tregua y con el baldón de no hacer absolutamente nada por ayudar en la superación de la crisis económica. En cualquier país racionalmente estructurado, lo esperable sería una victoria del PSOE y una sonora derrota del PP. Sigo dándole vueltas al increíble hecho de que las expectativas no sean exactamente ésas, a juzgar por ciertas encuestas y la actitud de ciertos medios y sectores políticos. Digo esto sin creerme que sea posible una victoria del PP, no por otra cosa que por aplicación de la lógica y de la racionalidad pura y dura. También digo que hay que estar preparados para todo en este bendito país. ¿No estaremos asistiendo a una alucinación o a una goyesca aplicación de los monstruos que en ocasiones la razón crea? Lo mejor de esta historia es que muy pronto vamos a salir de dudas.
Hoy estamos en la víspera de la declaración de Francisco Camps en el Tribunal de Valencia, en el momento en que el caso Gürtel se extiende a un nuevo diputado del PP y a otro ex alto cargo, en el instante en que renace el escándalo del espionaje, en la hora en que se dicta sentencia condenatoria a los implicados en el desastre del Yak-42, en el minuto en que el partido de la oposición se reitera en su negativa de echar una mano o de arrimar el hombro, aunque fuese mínimamente, en la empresa de luchar contra la crisis. Es posible que yo me haya vuelto loco y que todo lo anterior sean invenciones fantasiosas de algún mago que nos priva de raciocinio. Es posible que, aunque todo ello sea cierto, haya un hado maligno que todo lo trabuque. Cualquier cosa es posible, excepto la conversión del día en noche o de lo blanco en negro. Por esto último es por lo que me parece que es imposible que el 7 de junio ocurra lo que muchos esperan y la jornada se salde como tantos dicen que se va a saldar.
