MADRID, 24 (OTR/PRESS)
En plena campaña de las elecciones europeas del 7-J, y en medios de mítines de afirmaciones tajantes y a menudo de desautorización del adversario, las dos máximas autoridades del Gobierno en materia económica, su presidente y la vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, se han lanzado este domingo a hacer amplias y pormenorizadas declaraciones a dos diarios, Zapatero a «Público» y Elena Salgado a «La Vanguardia», sobre las cuestiones económicas más candentes. Sin duda tienen una coincidencia: el llamado «optimismo antropológico» de Zapatero se extiende también a su «número tres», y ambos se esfuerzan por ofrecernos una visión relativamente esperanzadora de la situación presente, y sobre todo de la futura.
Empecemos por Zapatero, que expone sus planes anticrisis con la seguridad de que lo peor ha pasado y de que España debe afrontar un nuevo reto de modernización para superar la dependencia del ladrillo. Confía en el acuerdo entre empresarios y sindicatos como un nuevo motor y está seguro de que las medidas van a tener un efecto claro en la economía y el empleo.
«El Gobierno –asegura Zapatero– ha pasado de una política defensiva para jugar al ataque contra la crisis». «En 2009 nos vamos a un 32 por ciento de presión fiscal, tres puntos menos que en 2008». «¿Cómo y cuándo vamos a salir de esta crisis?», pregunta el periodista. Y responde Zapatero: «hay dos factores que son importantes. El primero es que la demanda mundial debe mejorar razonablemente y los mercados financieros tienen que estabilizarse. Han mejorado algo, pero todavía queda un trecho. Además, las medidas que hemos puesto en marcha van a empezar a producir efecto. El primer trimestre ha sido seguramente el peor de los que vamos a vivir en recesión y, aunque nos queda un recorrido difícil, será menos duro».
Y añade: «Es probable que la evolución del empleo sea menos negativa y deberíamos trabajar con el acuerdo que deseo alcanzar entre sindicatos y empresarios, más la Ley de economía sostenible, más la conferencia de presidentes de las comunidades autónomas, en la que invitaré a sindicatos y empresarios como una novedad importante. Todo esto va a situarnos en un 2010 en el que arrancará el nuevo modelo económico. Este nuevo patrón de crecimiento tiene tres pilares fundamentales: la inyección de financiación a los sectores productivos con más futuro, la aceleración de la reforma de la formación profesional y de la formación para el empleo, y la cooperación de todas las Administraciones en la lucha contra la crisis».
«En este cambio de modelo, el sector de la vivienda tiene que dar un giro, con actividades de construcción que no son de nueva vivienda sino de rehabilitación, renovación y adaptación energética de edificios. Y tenemos que llegar a un equilibrio entre vivienda protegida y libre, a un equilibrio entre vivienda nueva y rehabilitación, y entre vivienda en propiedad y en alquiler. Tenemos que lograr que una parte del exceso de ahorro e inversión que ha ido al inmobiliario vaya a otros sectores productivos. Es el gran reto de la sociedad española».
Y sigue exponiendo propósitos: «Congelaremos los salarios de los altos cargos, sin duda, pero ya hemos hecho un gran esfuerzo de bajada de impuestos. En 2008-2009 la traducción es que nos vamos a un 32 por ciento de presión fiscal, es decir tres puntos menos de la que teníamos al inicio de 2008. Tres puntos menos son 30.000 millones de euros que el Estado ha transferido a las rentas de las familias. En presión fiscal estamos por debajo de la media europea, así que no hay en el horizonte decisiones fiscales de mayor calado. Vamos a hacer lo que hemos anunciado: una bajada del impuesto de sociedades a las pymes para favorecer el empleo».
Sostiene Zapatero que hay voluntad por parte de empresarios y sindicatos para alcanzar un pacto. Y que hay sentido de la responsabilidad en esta grave crisis y lo están demostrando día a día. ¿Cuál es el secreto? La clave del pacto es el impulso con un nuevo modelo de crecimiento y dar seguridad a la sociedad. ¿Abaratando el despido? Eso no daría confianza social y ni siquiera ayudaría a creer en el nuevo patrón de crecimiento.
En otro momento de la conversación, el presidente hace un análisis de la remodelación de su Gobierno: «Cuando ganamos las elecciones, teníamos un horizonte de que la economía perdía fuelle. El Gobierno estaba conformado para dirigir una economía en retroceso. Estábamos en abril y cuando empezó el otoño fue cuando percibimos que la economía mundial había entrado en una recesión profunda. En octubre, toda la economía mundial estuvo al borde del abismo y sólo se salvó de la catástrofe por la intervención de los gobiernos».
«En España la crisis, sobre todo en materia de empleo, está siendo extraordinariamente dura. A principios de año ya tenía en la cabeza la necesidad de hacer un cambio de Gobierno y de poner en marcha un nuevo modelo económico. Había dos elementos nuevos, dos condiciones que yo sabía que a Solbes no le podía pedir. Uno, que era inevitable que había que afrontar la crisis recurriendo al déficit al menos durante dos o tres años. Solbes había sido en la Comisión Europea el comisario vigilante contra el déficit, el responsable de abrir expedientes a los países comunitarios que se desviaban de los objetivos. Y conmigo, en el Gobierno, fue el ministro de Economía del superávit presupuestario, algo totalmente nuevo en España».
«Además, era consciente de que para provocar el cambio de modelo de crecimiento económico se necesitaba un equipo, y al frente de ese equipo una persona con nueva energía y nuevos horizontes de ambición para conseguirlo». Sobre el nuevo modelo de financiación autonómica, asegura Zapatero que estará pactado antes del 15 de julio. Y que Catalunya aceptará el acuerdo. En cuanto a la Ley de Dependencia, afirma que «está bastante en marcha», aunque hay alguna comunidad autónoma, como Madrid, que va con más retraso.
«Pero me acaban de dar la cifra de que son 400.000 personas las que están recibiendo prestación y hay otras 200.000 que tienen reconocido el derecho y tenemos que acelerar los trámites para protegerlos cuanto antes. El total de evaluados como dependientes asciende a 800.000 y debemos llegar pronto a 900.000. Este año gastaremos cerca de 3.000 millones de euros y seguiremos incrementando progresivamente el presupuesto. Es la gran ley social de la década, el gran logro, y ahora sólo estamos poniendo los cimientos».
Por lo que se refiere a Elena Salgado, en sus correspondientes declaraciones, también está convencida de que lo peor de la crisis ha pasado, de que se tocó fondo en el primer trimestre y que los datos irán a mejor. Reconoce que a su antecesor en el cargo, Pedro Solbes, le tocó lo peor, «que es la incertidumbre, el no saber qué estaba ocurriendo».