MADRID, 25 (OTR/PRESS)
Me refiero a dos noticias, a dos hechos relevantes que se han conocido en los últimos días, relacionadas con la batalla que desgraciadamente todavía hay que mantener hasta conseguir acabar con el terrorismo en nuestro País y específicamente con la banda terrorista ETA.
La cruz ha sido la decisión del Tribunal Constitucional de dar luz verde a la candidatura de «Iniciativa Internacionalista» para las próximas elecciones europeas y para la que ETA, a través de Batasuna, ya se ha apresurado a pedir el voto de la izquierda abertzale. Sorprende, por una parte, la celeridad que en esta ocasión sí ha demostrado el Alto Tribunal para tomar esta decisión si se compara con el «sueño de los justos» en el que vive otro asunto de no menor importancia como es el pronunciamiento sobre la constitucionalidad o no del Estatuto de Cataluña. Dice el TC en su fallo que no ha encontrado indicios y pruebas suficientes para demostrar la dependencia de «Iniciativa Internacionalista» respecto a ETA. Puede que formal y jurídicamente sea así, pero los hechos posteriores ya han empezado a desmentir a los magistrados del Constitucional, que o bien viven en la inopia o, simplemente, no han querido coger el toro por los cuernos.
La cara es la noticia de que Mari Mar Blanco, la hermana de Miguel Angel Blanco, cruelmente asesinado por ETA el 12 de julio de 1997 después de haberle tenido secuestrado cuarenta y ocho horas, va a ser la próxima presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. Este hecho dignifica a la Cámara Vasca y especialmente a dicha Comisión de la que hace años, para vergüenza de todos, formó parte el terrorista y dirigente de ETA, Josu Ternera, actualmente huido de la justicia aunque, al parecer, en paradero no demasiado desconocido. El hecho de que Mari Mar Blanco presida la Comisión de Derechos Humanos visualiza perfectamente el cambio político que se ha producido en el País Vasco a raíz de las últimas elecciones autonómicas con la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza.
Cara y cruz de una misma realidad, que no es otra que la situación política vasca marcada a fuego por la amenaza de ETA y por quienes siguen apoyando la violencia. Es verdad que la banda terrorista está mas débil que nunca, pero el hecho de que una candidatura avalada por ella pueda presentarse a las elecciones europeas es un retroceso en términos democráticos. Porque si sale elegido su número uno, Alfonso Sastre, que nadie dude que será una voz, -la de él o la de su posible sustituta, Doris Benegas-, que defenderán en Estrasburgo lo que personas tan admirables y ejemplares como María del Mar Blanco o Teresa Jiménez Becerril, que será con toda seguridad eurodiputada al ir en el tercer puesto de la lista del PP, tratan de combatir, de erradicar de la sociedad vasca y por lo que en su día fueron asesinados sus hermanos Miguel Angel y Alberto.
