Esther Esteban – Más que palabras – Serlo y parecerlo.


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Serlo y parecerlo. Esta máxima sencilla que debía presidir la actuación política en nuestro país cada día se respeta menos. Ahora hemos sabido que el vicepresidente del Gobierno, Manuel Chaves, favoreció -meses antes de dejar la presidencia de la Junta de Andalucía- con una ayuda de 10 millones de euros a la empresa Matsa, de la que es apoderada su hija Paula y lo hizo sin pudor como quien ha convertido en normal una actuación a todas luces bajo sospecha.

En las casi dos décadas en las que el ahora vicepresidente tercero estuvo al frente de la Junta, muchos miembros de su familia prosperaron económicamente a la sombra de la administración andaluza. Bien con cargos que le venían grandes, muy grandes, a la luz de sus curriculum, bien con adjudicaciones sospechosas como las conseguidas en su día por Climo Cubierta, una empresa asesorada por uno de sus hermanos. Poco parece haber importado la existencia de una ley de incompatibilidades de altos cargos de la Junta de Andalucía según la cual, Chaves estaba obligado a inhibirse del conocimiento de cualquier asunto en el que estuviera implicado algún miembro de su familia.

Todos estos asuntos apestan y huelen a un régimen de caciquismo y compadreo familiar que puede resumirse en un solo nombre: nepotismo. Serlo y parecerlo, algo que a los políticos parece importarles bien poco. Si de muestra vale un botón solo ver la explicación que se ha dado en Moncloa al hecho de que el presidente utilizara un avión militar para acudir a un mitin en Sevilla. Según dicen, asistió al mismo en su condición de presidente y no como líder del PSOE. Hay explicaciones tan absurdas que sonrojan. Serlo y parecerlo.

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