MADRID, 2 (OTR/PRESS)
¿Qué tienen en común Eduardo Noriega, Marisa Paredes, Irene Visedo, Ivana Baquero y Belén Rueda?. Todos ellos han trabajado con un genio; él es Guillermo del Toro y como no podía ser de otra manera, quisieron apoyarle en la presentación de su primera obra narrativa que se celebró en la Casa de América.
Hay pocos directores cinematográficos que se atrevan a escribir, y menos una historia tan minuciosa y elaborada como «Nocturna», la primera novela de la «Trilogía de la Oscuridad». En menos de dos años se publicarán «Oscura » y «Eterna», todas ellas giran en torno a vampiros, pero estos son vampiros muy complicados que huyen de cualquier atractivo y muestran la maldad elevada a la enésima potencia. Son malos, malísimos.
La historia no se queda en una simple novela de ficción, en l que se entremezclan ingredientes de la Ciencia, la astrología y la historia, especialmente la de la II Guerra Mundial. Durante diez años el cineasta mexicano ha trabajado en esta obra con la que promete convertirse en un autor de best-sellers.
Quienes le conocen de cerca aseguran que el célebre director siempre lleva su libreta donde apunta absolutamente todo, desde la idea más ingeniosa a la más trivial. Sus notas y dibujos son una muestra de su genialidad y evidencian al Guillermo del Toro en estado puro. Lástima que el rodaje de «El Hobbit» en el que está inmerso en Nueva Zelanda, le impidiese acudir a la presentación en Madrid.
Eduardo Noriega destacó la admiración que siente por el director. El protagonista de «El Espinazo del Diablo» dijo que él era más nocturno que diurno, que se sentía atraído por este tipo de novelas, que estaría dispuesto a dar vida a un vampiro y que si tuviese que elegir vampiresa se quedaría con Belén Rueda. No es de extrañar esto último si tenemos en cuenta que acaban de finalizar el rodaje de «El mal ajeno», un film producido por Alejandro Amenábar en el que los dos son protagonistas y que podrá ver la luz en la gran pantalla el próximo otoño.
Noriega me contó que se deja el pelo largo y la barba porque nunca se sabe el look que tendrá que lucir en la próxima peli y «total para cortar siempre hay tiempo». Con pelos y a lo loco o rapado al uno, nos da igual porque él sigue manteniendo su atractivo y con los años gana en personalidad.
Hace quince años que yo asistía a su primera rueda de prensa con «Tesis», lejana queda ya esa imagen de actor debutante, tímido y prudente a la hora de hablar con los medios. De hecho, con el tiempo, hasta ha ganado en sentido del humor y recordando aquel famoso anuncio en el que le veíamos saltar desde un trampolín como su madre le trajo al mundo. Me confesó entre risas que está perfeccionando el salto, pero esta vez con «bañador turbo».
¡Ahí queda eso!, pues que me avise de donde se entrena porque no me lo pierdo.
Por su parte Marisa Paredes se mantiene a la espera de dos jugosos proyectos de cine y teatro. La veterana actriz dice que no cuenta sus planes profesionales porque «se gafan, ya lo he comprobado, no falla. Cuando lo tenga seguro lo contaré». Mientras tanto, Marisa invierte su tiempo en la lectura y en salir a dar largos paseos: «yo no soy de ir a gimnasios», me asegura muy seria.
Ivana Baquero, conocida por «El Laberinto del Fauno», aún no ha cumplido quince años pero cuando habla se muestra tan segura y contundente que parece que tenga treinta. Es una joven actriz, preparada y muy inteligente, cuya última película ha sido nada más y nada menos que con Kevin Costner. Cuatro meses rodando en Estados Unidos con el codiciado actor le han proporcionado una madurez impresionante: «Kevin Costner es muy guapo, sobre todo le gustaba a mi madre que me acompañó durante todo el rodaje de la película. Todas las tardes ensayábamos en la casa de Costner y un día fuimos a pescar cocodrilos, fue muy divertido». Ivana es estudiosa quiere ir a la Universidad y cursar psicología, tiene un inglés perfecto y su sueño es «seguir siendo actriz».