MADRID, 4 (OTR/PRESS)
Es un alivio que se acabe la campaña electoral. Y lo es porque en esta campaña hemos escuchado pocos argumentos y muchas descalificaciones. Ahora mismo, resulta difícil saber qué defiende el PSOE para la UE o qué defiende el PP. Del resto de los partidos, qué quieren que les diga, sufren lo suyo para hacer oír su voz en medio del jaleo que tienen organizado socialistas y populares. Sabemos eso sí, que el PSOE nos asusta con el PP. Nos presenta a los populares como una pandilla de retrogrados, ¡qué digo¡ no sólo retrogrados, sino que están contaminados por los fantasmas del neofascismo y del integrismo religioso.
En realidad, los vídeos de campaña que ha hecho el PSOE lo único que pretenden es que nos den miedo sus contrarios, y han exagerado tanto que al final los mensajes resultan ridículos. Claro que los populares no se quedan cortos. Según ellos, los socialistas lo único que provocan es paro y más paro y una sociedad sin valores, además todo lo hacen mal, rematadamente, insoportablemente mal, y votar socialista es como votar al demonio.
De manera que a estas alturas de campaña lo que no sabemos es qué modelo sanitario, por ejemplo, defienden socialistas o populares para los europeos. Si los socialistas van a continuar dejando que las grandes multinacionales de la salud se queden con la sanidad europea, mermando uno de los pilares del Estado del bienestar. Tampoco sabemos si bajo el impulso del PP se van a apoyar leyes que dejen aún más desprotegidos a los trabajadores. Por no saber, no sabemos ni qué piensan ambos partidos de la política de seguridad, o de si Europa debe de tener una sola voz, o para cuando un Parlamento Europeo que tenga poder. En realidad sabemos poco, o mejor dicho sabemos que, según Zapatero, Rajoy es un peligro y que, según Rajoy, Zapatero es otro peligro.
No me extraña que las encuestas auguren abstención y un cierto desafecto de los ciudadanos hacía los asuntos europeos. Ninguno de los dos grandes partidos ha dicho nada durante la campaña que mueva el interés de los ciudadanos por los asuntos europeos, y eso es algo que hay que apuntárselo en el «debe» de ambos.
La verdad es que salvo Felipe González, el profesor Sosa Wagner de Unión, Progreso y Democracia, y la propia Rosa Díez, el resto de los políticos que han intervenido en esta campaña han hablado poco, muy poco de Europa y mucho, muchísimo de lo malos que son sus adversarios. Como si fuéramos tontos.
