Consuelo Sánchez-Vicente – ¿Nos lo podemos permitir?.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Yo creo que las promesas electorales son como un contrato y que los dirigentes políticos deben hacer todo lo que esté en su mano por cumplirlas, aunque con un matiz: todo lo que esté en su mano pero dentro del límite de lo razonable y sin ir ni un milímetro más allá de lo que aconseje el sentido común. La inteligencia humana y el talento político son simple capacidad de adaptación a la realidad, y la realidad no es una foto fija como no lo es la vida, sujeta a circunstancias imprevisibles. La realidad es dinámica, cambia. Y si cambian las razones que en un momento dado pueden aconsejar a un líder prometer algo -por ejemplo cerrar las centrales nucleares tal como prometió el PSOE en las elecciones generales de 2008- si lo que entonces parecería políticamente plausible deja de serlo, yo soy de la opinión de que lo inteligente y lo debe hacer un líder decente es dar marcha atrás y tener el coraje cívico de «incumplir» lo prometido, explicando, eso sí, por qué se ha llegado a la conclusión contraria de lo que prometió.

Lo que prometió en realidad Zapatero en la campaña de las últimas elecciones generales respecto a la cuestión nuclear, que ahora vuelve a estar de actualidad por el futuro de la central de Santa María de Garoña, no fue cerrar todas las nucleares españolas de golpe sino según cada una de ellas agotase su ciclo de vida útil. Y la verdad científica, que es la que en algo tan vital como la suficiencia energética debe prevalecer, es que, según el Consejo de Seguridad Nuclear, la vida útil de Garoña podría prolongarse durante diez años más sin riesgo para nadie si se refuerzan sus actuales medidas de seguridad.

Yo no se si Garoña debe seguir abierta ni si hay otra opción «renovable» y «limpia» para aportar la cantidad de energía que dejaría de producir si finalmente se cierra. Pero el tinte ideológico «de izquierdas» que arrastra en nuestro país el no a la energía nuclear me parece tan perverso como si arrastrase fama de ser «de derechas». No hablamos de un picnic progre si no de preservar derechos básicos de todos los ciudadanos, a darle al interruptor y que se haga la luz, a que por el grifo salga agua caliente y fría* Y hablamos de algo más, hablamos también de la obligación del gobierno de garantizar la suficiencia energética. La pregunta, en mi opinión, está muy clara: ¿nos lo podemos permitir? La respuesta, para mí, también lo está: si la suficiencia energética pasa por mantener abierta Garoña yo tengo claro que lo que debería hacer el presidente Zapatero es incumplir su promesa de cerrarla y explicarlo. La gente no es tonta si no muy razonable. Y las decisiones responsables de los políticos no quitan votos, los dan.

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