Francisco Muro de Iscar – Nuevos pobres.


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

La mitad, nada menos que la mitad de las personas que Cáritas atendió en 2008 en Vizcaya, seguramente también en España, y, sin duda, las que está atendiendo en 2009 son «nuevos pobres». Hasta en la pobreza hay antigüedad y categorías. Hay pobres «de toda la vida», que son los que han nacido y morirán pobres, y pobres «nuevos, gentes como usted y como yo que hace unos meses o un año tal vez tenían un trabajo y una esperanza. Hay también «pobres de solemnidad», que parece que sean «excelentísimos pobres» y no personas que no tienen ni un lugar propio donde morirse de hambre.

Los pobres «nuevos» acuden ahora a pedir ayuda a Cáritas porque el Estado y la sociedad les han abandonado. Esos nuevos pobres tienen una medida de edad de 35 años y son mujeres en un 60 por ciento. Como siempre, las mujeres tienen las de perder, pero los datos de esta ONG católica, con más voluntarios que nunca, indican que se ha frenado la «feminización de la pobreza», lo que no significa que las mujeres estén mejor sino que aumenta de manera significativa el número de hombres que cae en el pozo del desempleo, de la marginación y la miseria.

Sucede igual con los niños y los jóvenes que se están incorporando de forma dramática a la estadística de la marginación. Cáritas registra que se ha duplicado el número de niños y jóvenes atendidos. Los niños son siempre los grandes perdedores de la crisis, los damnificados que todos olvida. Por eso es importante aumentar la ayuda a las ONGs que trabajan con los niños que nadie quiere.

Hay cola en los comedores, la mayoría de ellos regentados por organizaciones de la Iglesia Católica, y en las puertas de los supermercados y de las grandes tiendas de «delicatessen» para recoger las sobras de cada día. A unos y otras no acuden ya los «pobres de toda la vida», sino esos nuevos pobres, muchos de ellos bien trajeados -eso aún lo conservan- pero con el miedo de que les vean y esa vergüenza de tener que coger las sobras que otros tiran. Ha dicho Patxi López, refiriéndose a los políticos que «debemos tener los bolsillos de cristal». No es una mala receta. Los «pobres nuevos» no tienen ni bolsillos, pero nadie les puede arrebatar su dignidad. Al menos, Cáritas cree que son personas como usted y como yo y por eso les trata como hermanos. Dice el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros». Lo dice, pero salvo Cáritas, sus voluntarios y quienes ayudan a estas ONGs, parece que todos miramos en otra dirección.

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