MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Como si no pudieran dejar de pensar por un instante en las siguientes elecciones, las direcciones de los partidos empiezan ya a pensar en la campaña que conducirá a las urnas siguientes: las municipales y autonómicas de 2011, y antes que todas ellas las autonómicas catalanas. Tanto el PP o el PSOE quieren confirmar, en un caso, su buena racha de las dos elecciones anteriores, gallegas y europeas, o desquitarse de ese «cambio de ciclo» que ha querido ver el PP y su líder Mariano Rajoy.
Ya se sabe que quien no se consuela es porque no quiere, y ahora nos cuentan que el PSOE ha pretendido salir de su desánimo por los recientes resultados del 7-J haciendo la simulación de unos resultados que se hubieran producido con una mayor participación ciudadana, de un 70 por 100 aproximadamente. En tal hipótesis, el PSOE habría ganado las elecciones por punto y medio de diferencia… Más o menos, lo que había puesto de relieve la muy criticada, por incierta, encuesta del CIS, cuyo desacierto nadie ha querido justificar. Los socialistas siguen confiados en que los españoles, en mayoría, saldrán en defensa de su programa en las siguientes elecciones «importantes» o «trascendentes» y lo harán en mayor medida que en las europeas.
Pero ya las atenciones se han situado en los escenarios electorales siguientes y particularmente en Cataluña, que en las elecciones del día 7 provocaron situaciones de incomodidad a casi todos los partidos, particularmente a los dos grandes, PP y PSOE. En particular, es consciente el principal partido de la oposición que tiene mucho que mejorar en el escenario catalán y que, en teoría por lo menos, tiene unas posibilidades como hace mucho no ha tenido para llegar a algún acuerdo de cooperación con los nacionalistas de CiU, también necesitados de regresar al poder tras la experiencia del tripartito de Maragall y Montilla.
Los convergentes se creen injustamente evacuados del poder, pese a haber vencido en las correspondientes elecciones. Pero las coaliciones logradas por el PSOE con ERC e ICV los desplazaron a la oposición y entienden que ya ha llegado el momento de sacarse esa molesta espina… CiU podría constituir gobierno con el PP si esta fuerza avanzara en la medida que sus dirigentes confían en lograr. De ahí que tanto Rajoy como Zapatero se hayan propuesto que Cataluña sea su asignatura pendiente y a la que más atenciones deberán dedicar en los meses siguientes.
Rajoy ha anunciado que viajará periódicamente a las provincias catalanas y el jefe del Gobierno tiene dos materias pendientes, la financiación autonómica y el Estatut, que podrían conseguir, en buena medida, el éxito o el fracaso en su gestión. La financiación autonómica no podrá ascender más de lo previsto, nueve mil millones a repartir entre las 15 comunidades afectadas y, consiguientemente, es probable que no termine de complacer todas las aspiraciones de los catalanes… Y en cuanto al Estatut, no se sabe ya a qué espera el Tribunal Constitucional para dar a conocer su sentencia sobre los recursos planteados, después de casi tres años de demora sobre los plazos legalmente agotados. Se insiste en que podría producirse en cualquier momento, antes de las vacaciones de verano, y no se descarta que las reacciones que susciten ambas decisiones pudieran forzar a una anticipación de las elecciones autonómicas catalanas y un eventual vuelco del Gobierno autonómico…
