¿Y quién es este… ?

Me imagino que muchos de ustedes se habrán hecho esta pregunta cuando han visto mi foto y mi nombre en esta columna de opinión, así que permítame que me presente, más que nada porque espero estar mucho tiempo junto a ustedes, aportando un nuevo punto de vista. Soy uno de esos jóvenes que todas las tardes, hace tiempo, disfrutaba en blanco y negro de un programa de televisión en que salían unos payasos que decían ¿cómo están ustedes?.

Soy uno de esos jóvenes que en esos años disfrutaba con unos dibujos animados que contaba las aventuras de una niña, que hacía sonreir a un abuelo gruñón, que dormía en un colchón hecho con paja, que desde una ventana veía las montañas de los Alpes y que hace andar a una tal Clara que iba en una silla de rueda, con la colaboración de un cabrero que se llamaba Pedro. Sí, me estoy refiriendo a Heidi.

También soy un joven que lloraba porque un tal Marco, que vivía en Italia no encontraba a su madre, que se encontraba en Argentina. Soy uno de los miles de jóvenes que se iba a la cama con una familia que se llamaba Telerín y que cantaban “vamos a la cama que hay que descansar…..” (espero que la SGAE, no me cobre por los derechos de autor…) Soy uno de esa generación que escuchaba en la radio a una tal Francis, que daba principalmente consejos a mujeres, pero también a hombres que querían hacer feliz a su pareja.

Años después descubrí que la tal Francis, era un hombre. Que diferencia con la programación actual de la mayoría de las cadenas, que hablan de que “supuesto famoso” se ha acostado con otra “supuesta famosa”, o que “famosa” ha sido portada de Interviú, o ha protagonizado un escándalo.
Soy uno de esos jóvenes que de niño vió morir a un señor con pinta de tierno “abuelito”, que su cara estaba en las monedas, y que las calles de Madrid estaban llenas de gente que iban a ver su capilla ardiente, (unos para ver si estaba muerto de verdad y otros para darle el último adiós).

Años después cierto juez “estrella” pidió los papeles de su defunción y algunos que vivieron e hicieron un imperio mediático bajo su mandato dicen que era el mismísimo diablo, (la verdad es que un santo tampoco era, ya que privó de lo más importante de cualquier ser humano, la libertad).

Vi también, que un joven llamado Juan Carlos le proclamaban Rey y que meses puso como Presidente del Gobierno a un señor que se llamaba Adolfo Suarez, para que hiciera una cosa que se llamaba Transición, que consistía en que se recuperara la libertad democrática sin derramar una gota de sangre, (años después otros países que habían sufrido una dictadura siguieron su modelo).

En 1977 viví unas elecciones con muchos partidos políticos y que ganó un partido que se llamaba Unión de Centro Democrático. También en la primera cadena (sólo había dos, la primera cadena y la UHF) cantaba un grupo que se llamaba Jarcha algo así como: “Libertad libertad, sin ira libertad, vota sin miedo porque hay libertad y si no la hay, seguro que la habrá”. Por cierto esa misma canción la oí años después cuando ETA, en las horas previas del asesinato de Miguel Angel Blanco, con millones de españoles manifestándose en las calles, pidiendo clemencia a la banda terrorista para que lo liberara.

Soy de esa generación que muchas tardes no podía salir a jugar a la calle o a merendar pan con chocolate, porque había unos señores que se llamaban sindicalistas, corrían delante de unos señores vestido de gris porque hacían huelgas para que los trabajadores españoles no se quedaran sin trabajo y que todos los partidos políticos se pusieran de acuerdo para que no aumentara el paro.

Soy uno de esos jóvenes que si suspendía una asignatura recibían el castigo (sin paga, o sin salir a la calle) hasta que la aprobara. Soy unos de esos jóvenes que teníamos respeto al profesor. Soy uno de esos jóvenes que aprendía la historia, los ríos, los sistemas montañosos de un país que aún se llama España.

Los profesores nos obligaban a escribir una cosa que se llama “dictado”, para que el día de mañana no cometieramos faltas de ortografía, y que si suspendíamos dos asignaturas no pasábamos de curso. Soy uno de esos miles de jóvenes que cuando llegó a la Facultad, me enseñaron y comprendí que había que dialogar y rebatir las ideas con argumentos, pero respetando siempre al rival.

Comprendí que había que reconocer, valorar, premiar y respetar a las personas que tenían ideas o que se habían esforzado por mejorar o luchar por los demás. Soy un joven, ya en los cuarenta, que soy exigente y autocrítico conmigo mismo para dar lo mejor de mí y mejorar cada día.
Quizás por todo lo anterior, no puedo entender, por qué actualmente se premia o se contrata a mediocres.

Por qué ocupan puestos de responsabilidad en el mundo empresarial o en la política, gente sin ideas, con afán de lucro y enriquecimiento personal. No puedo entender por qué algunos dirigentes parecen tener orejeras como los burros, en vez de amplitud de miras y sentido de la responsabilidad, con el objeto de mejorar la calidad de vida de los trabajadores o de los ciudadanos. Como decía una campaña publicitaria: Este soy yo, a veces ángel, a veces diablo, pero siempre yo…. Encantado.

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