Fernando Jáuregui – Siete días trepidantes – Este ha sido un curso político horrible


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

UN AVISO DE PATXI LOPEZ QUE NADIE RECOGE

Patxi López se ha convertido en una referencia incluso moral del «nuevo» socialismo. Lo que Felipe González fue en 1982 –luego dejó de serlo, aunque perviva su estatura de estadista– y lo que Zapatero fue en el año 2000, aunque ya tampoco sea, desde luego, lo mismo. Pero el socialista vasco, a quien algunos quieren llamar el «Obama de Portugalete», suscita esperanzas, simpatías. Y respeto. Asistí a su discurso en los desayunos de Europa Press, una especie de presentación del nuevo lehendakari en Madrid, y le envié una pregunta: ¿no debería ensayarse a escala nacional un acuerdo entre PSOE y PP semejante al que se está dando en el País Vasco?

La respuesta de López fue tajante: sí. Ambos partidos demostrarían su patriotismo, su madurez, llegando a un acuerdo en torno a grandes cuestiones, y citó expresamente la elaboración de los Presupuestos para 2010. Me sorprendió la falta de eco mediático que obtuvo esta opinión, tan contraria a la práctica de un Zapatero que prefiere, antes que rozarse con el PP, buscar alianzas con los grupos pequeños de la Cámara Baja: Izquierda Unida, Coalición Canaria, Bloque Galego, Nafarroa Bai o, incluso, Esquerra Republicana de Catalunya. Son alianzas legítimas, desde luego, y quizá hasta positivas en algunos apartados concretos. Pero ni son estables ni son, a las encuestas me remito, las que desea la mayoría de los españoles.

Curioso que López, que no tuvo ningún ministro –y eso no es precisamente lo habitual_- entre los asistentes, no se uniese al coro de quienes, en su partido, culpan exclusivamente al PP de no querer ese gran acuerdo. Cierto que los «populares» tampoco parecen deseosos de echarse en los brazos de los socialistas, pero, desde luego, no son los únicos responsables de que ese pacto nacional que Patxi López, y tantos otros, juzgan tan necesario, ni esté ni se le espere.

Y sí, claro: estoy diciendo que el mensaje del lehendakari difiere del de la dirección de su partido, y que no se molesta en disimularlo, como en la dirección federal socialista tampoco se cuidan excesivamente de ocultar que hay algo en el idilio con los populares vascos que no gusta en ciertos despachos del cuartel general madrileño en Ferraz.

MALESTAR A DOS BANDAS

Por primera vez, ahora que concluye un curso político bastante horrible, pleno de sospechas de corrupción, los que tenemos que seguir la actualidad política barruntamos que no todo es contento en las filas socialistas con el liderazgo de Zapatero. No llegaré a decir que hay contestación abierta, pero no todos están de acuerdo en la pluralidad –que no siempre va en la misma dirección– de las medidas económicas, en el culto a los banqueros, en la permanencia del director del Centro Nacional de Inteligencia, en la inactividad patente de algunos ministros/as. Ni tampoco hay demasiada complacencia en la patente atención que, crecientemente, el presidente va dedicando a su propia imagen.

Pero, por supuesto, paseas por los pasillos del Congreso de los Diputados y percibes que tampoco es repique de campanas victoriosas lo que se oye en las filas del Grupo Popular. No he encontrado sino a un diputado `popular» –y ése, por razones más bien cínicas: no quiere que se arme la marimorena con algunas revelaciones que pudiera hacer quien tantos secretos conoce, sin duda– que abogue por la permanencia del tesorero Bárcenas en su cargo del PP. Poco le han durado a Rajoy las mieles del triunfo en las europeas: los suyos piden cabezas, y no bastan los aplausos en el siempre favorable coso valenciano para acallar el descontento ante la «debilidad» del líder de la oposición cuando de poner orden en su propio partido se trata.

JULIO, PRODIGO EN ACONTECIMIENTOS

Quienes desde hace años venimos dedicándonos a la observación de la política, sabemos que tradicionalmente el mes de julio, en el que entramos, suele ser pródigo en acontecimientos. Nada de preparación para el sesteo agosteño. Pero este año no tendremos ni remodelación gubernamental –que Zapatero acaba de afrontar–, ni debate sobre el estado de la nación, que aún está reciente.

No hay en agenda sino un par de sesiones plenarias en el Congreso, con las que Sus Señorías quieren mitigar la sensación general de que sus vacaciones son excesivamente prolongadas. Pero, por eso mismo, yo apostaría por que habrá movimientos telúricos en los subterráneos: ni Zapatero ni Rajoy pueden dejar que algunas cosas en descomposición se pudran, ni que este curso político horrible acabe manteniendo el hedor de la corrupción: tengo para mí que casos como los de Bárcenas y Saiz –los dos han tenido mala suerte: son munición para el adversario, y ambos casos se equiparan de hecho– van a quedar resueltos por la vía tajante dentro de no muchos días. Por ejemplo.

FERNANDO JAUREGUI

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