Francisco Muro de Iscar – Disparates.


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

El Gobierno catalán, presidido por un socialista y con mayoría de ese partido, ha aprobado una ley por la cual los alumnos que estudien en esa comunidad autónoma no sólo no van a poder hacerlo en la lengua que elijan libremente, lo que es un derecho reconocido por el Parlamento Europeo, sino que van a tener menos horas en castellano -sólo dos a la semana- que en inglés. Quieran o no, van a sufrir una inmersión lingüística que va a reducir su conocimiento del español o castellano a límites brasileños o franceses, por nombrar dos países donde el aprendizaje del castellano es tan importante como el del inglés.

Y lo han decidido los socialistas catalanes -el mismo partido que en el País Vasco quiere volver a la racionalidad y dar libertad para elegir la lengua en que ser educados, sin por ello dejar de primar el conocimiento de la lengua autóctona- presionados por su socio en el tripartito, Esquerra Republicana, y por sus «enemigos» en las urnas, Convergencia y Unión, que son los que, sorprendentemente se han hecho la foto con el presidente de la Generalitat.

Por encima del disparate de que el Estado, la Administración, los partidos o quien sea, se arroguen un derecho que corresponde en exclusiva a los padres y sólo subsidiariamente a otros y no al revés, lo que es un merma de la libertad de los ciudadanos, el mayor dislate es que se quiera crear una Nación mediante la imposición de una lengua. Y que eso lo ampare, lo promueva y lo respalde un partido «español». Y, por encima de todo, que se condene a millones de ciudadanos a no saber bien una lengua que todos ellos hablan y que comparten con 500 millones de ciudadanos del mundo.

Tan disparate como esos es el hecho de que el Tribunal Constitucional lleve tres años para dilucidar si el origen de muchos de estos problemas, el Estatuto de Cataluña, cumple o no lo establecido en la Constitución Española. Y que cuando lo haga, tal vez no hayamos solucionado un problema sino que tengamos otro. Un país no se puede construir así ni una Justicia es digna de tal nombre si no es independiente, rápida y eficiente. En Estados Unidos, Madoff ha sido juzgado y sentenciado en pocos meses. En España estaríamos todavía discutiendo sobre el sexo de los ángeles, perdón, sobre cuál de los jueces-estrella que tenemos es el que debe instruir el caso.

No entro ya en que Cataluña no cumpla la ley que es clara en este sentido. Digo que falla el sentido común. Y cuando falla lo básico, cuando en lugar de visión de futuro prima el localismo rancio, se crean problemas en lugar de ofrecer soluciones y se retrocede histórica, social y económicamente como le está pasando a Cataluña. Es una pena que una comunidad tan potente se encierre en sí misma de esa manera.

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