Esther Esteban – Más que palabras – El bien y el mal


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

En Junio el paro nos ha dado un respiro. Ha bajado en 55.250 personas respecto a mayo su segundo descenso consecutivo en lo que va de año con lo que, según ha dicho el Presidente del Gobierno, es un indicio de que la situación económica del segundo trimestre será mejor que la del primero ¡es obvio!. Sin embargo el dato surgido al calor de la temporada de verano y el coyuntural plan E, no es ni mucho menos para tirar cohetes y todos temen ya lo que ocurrirá a partir de septiembre, cuando se acaben los empleos temporales de la época estival y se demuestre lo efímero de los famosos brotes verdes..

Las listas del paro tienen desde el primer día de julio un parado más: el director del CNI Alberto Saiz, que presentó su dimisión a la fuerza, al sentirse abandonado a su suerte y despreciado por los suyos, tras conocerse el uso escandaloso que ha hecho de medios públicos con fines privados. En mi tierra solemos decir que, en ocasiones, «no hay mal que por bien no venga» y eso es exactamente lo que ha ocurrido al sucederle una persona del perfil del general Sanz Roldán. Un militar de carrera intachable, que habla varios idiomas y se mueve por la OTAN como pez en el agua..

Si desde el primer momento se sabía que Saiz no era la persona apropiada para el cargo, que no tenia ni la formación ni la experiencia que requiere una responsabilidad tan complicada como el CNI, con su sucesor ocurre justamente lo contrario: que ser el jefe de nuestros espías le viene como anillo al dedo. Un reducido grupo de mujeres periodistas almorzamos con el nuevo director del CNI el mismo día que dejó sus responsabilidades como JEMAD y a todas nos sorprendió la absoluta normalidad y el buen encaje con el que el general asumía que había sido relevado de su puesto.

Tuvimos la sensación inequívoca que su brillante carrera no iba a terminar ni mucho menos ahí, aunque no le cupiera una medalla mas en su guerrera, pero no pensamos -ni por asomo- que estábamos en presencia del futuro jefe de los espías, sino ante el posible presidente del comité militar de la OTAN cosa que no ocurrió. Algunos ya han dicho que la designación de un militar al frente del CNI supone una vuelta al pasado, ya que en las dos ultimas etapas el cargo ha recaído en civiles. Ese análisis solo se sostiene desde una concepción casposa y antigua de lo es un mando militar de un ejército democrático y moderno, o desde viejos prejuicios o tics del pasado que, a estas alturas de la democracia, no hay por donde cogerlos. Es un hombre con experiencia, sentido del honor y la lealtad y sobradamente preparado.

Eso si, le queda una ingrata tarea por delante: que nuestros servicios secretos sean lo que deberían ser por definición y que nadie pueda hablar de los agentes españoles como dignos protagonistas de Mortadelo y Filemón. La tarea no será fácil pero su perfil se adapta como un guante a su nueva responsabilidad. Sabrá serlo y parecerlo.

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