Antonio Casado – Nucleares: el extraño debate.


MADRID, 6 (OTR/PRESS)

La falta de liderazgo alimenta la división interna o, al menos, la imagen de un Gobierno dividido ¿O es al revés? Puede que sea la realidad de un gobierno de banderías lo que arruina el liderazgo de Zapatero, pero no lo creo. Más bien es lo primero. Ejemplos los tenemos para aburrir. Sólo por ir a los grandes asuntos de la actualidad, véase lo que está ocurriendo con el diálogo social, la financiación autonómica, la ratificación e inmediata caída de Alberto Saiz en el CNI, etc.

Tres cuartos de lo mismo sucede en el debate sobre energía nuclear, con dos sensibilidades claramente diferenciadas respecto al futuro de las seis centrales nucleares activas (ocho reactores) ¿Debate, digo? Eso quisiéramos. En un debate político y social en toda regla es donde el votante socialista quieren ver a Zapatero, para que lidere con firmeza la posición plasmada en su programa electoral: no a la energía nuclear y paciencia hasta que se vayan agotando las centrales en funcionamiento. Solo las necesidades energéticas aconsejarían una prórroga.

Lo que ha ocurrido es que se ha decidido una prórroga de dos años (no los diez que aconsejaba el Consejo de Energía Nuclear) mientras se señalaba que la aportación de Garoña a la demanda energética del país es insignificante. Ni siquiera esa contradicción está teniendo relevancia en el debate. Digo debate por referirme de algún modo al culebrón que Zapatero acaba de cancelar de aquella manera. O sea, sin cerrarlo del todo porque una orden ministerial (prórroga hasta 2013) puede quedar anulada con otra en la próxima Legislatura, con reinado socialista o con reinado del PP, vaya usted a saber. Además, sin contentar a nadie y molestando a todos. Peor, imposible.

Ahora Zapatero decide envolverse en la legislación como una forma de renunciar a su papel de líder político. Anuncia para el otoño una ley que aclare el concepto de «vida útil» de una central y delimite con más precisión las condiciones en las que se puede decretar una prórroga de la licencia. Según él, esta iniciativa desencadenará el debate de fondo sobre el futuro de la energía nuclear en nuestro país.

¿Pero no estaba ya abierto con la apuesta política, ideológica y electoral contenida en los programas del PSOE? Ahí es donde, a mi juicio se ha producido el apagón. En la incapacidad, la desidia y la duda que impregnan dicha apuesta. De no ser así, tendríamos que estar viendo a Zapatero encabezando la manifestación contra la energía nuclear y a favor de las energías renovables, en progresiva sustitución de aquella por estas. Por ejemplo, asumiendo públicamente la discrepancia de Felipe González en legítima defensa de las posiciones respectivas. Sería más sano para la vida política y todos sabríamos a qué atenernos.

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