Carlos Carnicero – Negritud: racismo y autojustificación


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

La existencia del racismo es indiscutible: se formula de manera directa, legislativamente manifestado en la exaltación de la diferencia para fermentar desigualdades soportadas en leyes injustas y también de forma sutil, sobreentendida o de manera práctica, burlando con los hechos los controles que la ley impide cuando se trata de un sistema político protector de esas amenazas.

Pero ocurre también un fenómeno relativamente presente del que hay que hablar con mucha sensibilidad sobre todo desde la condición de blanco. Obama se ha atrevido a poner el dedo en la llaga: el presidente norteamericano, que tuvo la honradez y la inteligencia de no hacer del factor racial el eje de su campaña y sin embargo marco el hito de ser el primer presidente de raza negra en la historia de Estados Unidos, acaba de sacudir los cimientos de la comunidad afronorteamericana de su país.

En síntesis el mensaje de Obama es «no os conforméis con vuestra marginalidad, no la aceptéis, luchad por integrar y no os refugies en la realidad de la existencia de un racismo subyacente: cada ciudadano, del color que sea puede dibujar su futuro con su propio esfuerzo. El ser negro no convoca a convertirse necesariamente en rapero o en jugador de baloncesto. Los ciudadanos negros tienen que luchar para ser ingenieros, literatos o economistas».

La propia existencia del racismo motiva un movimiento defensivo de reacción para refugiarse en una raíces culturales, muchas veces vehiculadas con la marginación, y el hecho de que legalmente no permita establecer la diferencia no garantiza que la agresión exista de forma más o menos sutil y la respuesta sea el refugio en unas señas de identidad propias que al mismo tiempo impiden la integración.

Las razas ya no pueden ser determinantes en un mundo globalizado en el que el mestizaje es solamente signo de progreso. Pero a esa labor de integración y de desaparición de la diferencia tienen que colaborar todos, incluso aquellos a los que se les ha querido agredir con una diferencia que ya es imposible. Obama, una vez más, se adelantado a su tiempo.

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