Todavía estoy perplejo, del recibimiento a nuestro Ministro de Exteriores. El Peñón, repleto de banderitas rojas y gualdas, (perdón últimamente tengo unos lapsus mentales, eran azules y rojas, no por el Reino Unido, sino en reconocimiento a los méritos de la selección española de futbol) El primer ministro, de la mayor colonia y reserva de macacos gibraltareños o monos de Berbería, a pie de escalerilla del coche, como cualquier fotograma de la película Bienvenido Mr. Marshall.
Y sobre todo esa foto, aunque me suena un poco rancia, me recordaba a la foto de las Azores, aunque en aquella, estaban tres “pelagatos” (Bush, Blair y un tal Aznar) y en esta última, aparte de nuestro Ministro de Exteriores, el primer Ministro de la gran potencia económica y con tremendo peso mundial, o mejor dicho intergaláctica, Peter Caruana, y David Miliband homólogo de D. Miguel Angel.
Que orgullosos se sentían los gibraltareños, tirando pétalos de rosas, tras el paso de nuestro representante de asuntos exteriores y reconociendo el grave error que cometieron en el referéndum del 2002, que con sólo una participación del 88%, decidieron por sólo el 99%, que no querían un “principio de acuerdo, por la que el Reino Unido y España compartieran la soberanía de Gibraltar”. Y sobre todo nuestro ministro gritando, cual voz de tenor, a los cuatro vientos “Gibraltar español”
Por fin un ministro, rompe una de las tradiciones más antiguas, que no era otra que no visitar el peñón, ningún miembro/a, del gobierno de España, hacía más de tres siglos. Al fin y al cabo, él que propuso la gran idea, en la que actualmente se sustenta el sistema de relaciones internacionales mundial, la Alianza de Civilizaciones, con cúpula construida incluida, a un precio módico, para celebrar el éxito de tal idea.
Como diría Santa Teresa: Vivo sin vivir en mí y muero porque no muero…., en este caso esperando la visita a los Països Catalans, y el recibimiento a pie de escalerilla por Josep Lluis Carod Rovira. ¿A que ustedes también?