José Cavero – ETA ataca en Burgos.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

«Un número importante de heridos», decía el informe policial esta pasada madrugada al dar cuenta de la explosión que la banda terrorista causó a las cuatro de la mañana en la Casa Cuartel de Burgos, en la calle Cantabria. Con el transcurso de las horas se iba concretando ese número de heridos, entre treinta y cuarenta… Hasta cuarenta y seis, según algunos recuentos. Y más de cuarenta familias sin hogar. También, poco a poco, a medida que se podían contemplar con precisión los efectos dejados por la explosión del coche bomba, era posible observar un edificio de doce plantas, cuya fachada había quedado destrozada por los efectos del coche bomba, posiblemente una furgoneta colocada en la parte de atrás del edificio.

Sin aviso previo, y con clara voluntad de los asesinos de hacer el mayor daño posible, la banda ETA había buscado uno de sus objetivos preferidos desde siempre: una casa cuartel de la Guardia Civil. Nos hallamos ante el octavo atentado de la banda en lo que va de año: las obras del AVE, las fuerzas del orden, han sido otros objetivos de la banda en este año, cuando está a punto de cumplirse el cincuenta aniversario de la creación de la banda terrorista.

La furgoneta bomba hacía explosión en torno a las cuatro de la madrugada junto a la casa cuartel que la Guardia Civil tiene en Burgos. Entre los 30-40 heridos, hay varios guardias civiles, si bien todos ellos de carácter leve. La mayoría de los heridos fueron alcanzados por los cristales rotos de estos inmuebles. La mayor parte de ellos de ellos fueron trasladados al hospital General Yagüe. Asimismo, en el gimnasio de las instalaciones de la Policía Local se instaló un puesto médico avanzado para atenderlos.

El vehículo, aparcado en la parte posterior del cuartel, donde residen los agentes con sus familias, provocó un enorme cráter, así como cuantiosos daños en edificios colindantes, entre ellos las oficinas de la Policía Local y se rompieron algunas canalizaciones de agua. Según las primeras pesquisas por parte de las fuerzas de seguridad, se insiste en que no se produjo ningún aviso previo a la explosión, atribuida desde el primer momento a la banda terrorista ETA. Además, fuentes de la investigación señalan la posibilidad de que este ataque se hubiera realizado con una furgoneta bomba robada en Francia. La onda expansiva provocó la mayor parte de los destrozos en los edificios colindantes, también de una docena de pisos, según confirmó el delegado de la Junta de Castilla y León en Burgos, Jaime Mateu, quien calificó de «milagro» el que no hubiera que lamentar más daños personales, a lo que ayudó también que muchas de las familias de los agentes se encontraban de vacaciones.

Se trata del atentado más fuerte de la banda terrorista ETA tras el que el pasado mes de junio le costó la vida al policía Eduardo Antonio Puelles, inspector de la brigada de información del Cuerpo Nacional de Policía. En esa ocasión, los terroristas habían colocado una bomba lapa en los bajos de su vehículo. Pero ya hubo otra acción violenta de la banda más reciente: en la madrugada del 10 de julio, cuando un artefacto explosivo causó graves daños materiales en la sede del PSE de Durango (Vizcaya) sin provocar heridos. El ataque de este miércoles ha sido de mucha mayor dimensión y efectos. El cuartel de la Guardia Civil de Burgos era un objetivo de la banda terrorista ETA desde hace más de un año.

Se recuerda ahora que, según el sumario elaborado tras la desarticulación del comando Vizcaya, una operación dirigida por el juez Baltasar Garzón en julio de 2008, la banda había realizado informaciones sobre el «cuartel de la Guardia Civil de Burgos», así como acerca de empresas vinculadas al TAV, las obras del AVE vasco. Arkaitz Goikoetxea, uno de los líderes del grupo, encargó a uno de sus hombres de confianza, Iñigo Gutiérrez, que realizara informes para atentar contra dicho cuartel.

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