José Cavero – Temor a un tercer golpe.


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

Tras los atentados de Burgos y Palma de Mallorca contra la Guardia Civil, la fecha en que se han cumplido cincuenta años de existencia de la banda terrorista ETA se iniciaba con evidentes temores para muchos ciudadanos. Incluso quienes madrugaron en Madrid tenían oportunidad de comprobar la existencia de controles policiales que revisaban los vehículos con minuciosidad, al igual que la víspera había sucedido en Mallorca, como efecto de la «operación jaula».

Los diarios de este viernes, ciertamente, han dedicado muchísima más atención a ETA, sus actuaciones criminales y su fúnebre aniversario, que al comienzo de vacaciones para una mayoría importante de ciudadanos. ETA ha vuelto a erigirse como un espanto y una lacra con la que no hay más remedio que convivir. ¿Qué pretende, a qué aspira? Jaime Mayor Oreja ha expresado su sospecha de que la banda no se propone otra cosa que forzar al Gobierno a sentarse a una mesa de negociaciones e invita a que quede meridianamente claro que esa vía ya quedó cerrada para siempre.

Las manifestaciones del presidente del Gobierno, como las del ministro Rubalcaba son coincidentes: los etarras no tienen más futuro que su detención, juicio, condena y encarcelamiento para muchos años. Como las penas que ya cumplen más de medio millar de etarras distribuidos por las distintas cárceles españolas.

En todo caso, estos atentados de finales de julio, que han llevado la preocupación y el terror a todos, han venido a demostrar que la banda sigue disponiendo de capacidad para matar, pese a los muy severos golpes que ha venido encajando en los últimos años por virtud de la lucha antiterrorista. Y también que pese a la intensa colaboración del Gobierno francés y de sus gendarmes, la banda ETA sigue teniendo en el vecino del norte su lugar de asilo, refugio y, sobre todo, de preparación de la mayor parte de sus actuaciones criminales. De allí llegan, por ejemplo, los coches bomba que estallan en nuestro país. Y también ha quedado de manifiesto el efecto perversísimo que las acciones terroristas tienen sobre los flujos turísticos, sobre todo en fechas clave como son las del comienzo de la época veraniega.

Los medios informativos de muchos países europeos no se han resistido a la tentación de observar lo que sucede en España para recomendar a sus conciudadanos que se abstengan de arriesgarse con viajes a España…, después de que cientos de turistas -aves de paso y temerosas ante cualquier «ruido» imprevisto- se quedaran el jueves recluidos en hoteles y casas por causa del cordón policial. La isla de Mallorca quedó incomunicada y cerrados al tráfico el aeropuerto, los puertos y hasta los muelles deportivos. Por más que pudiera sospecharse que los artefactos de Palmanova pudieran haber sido instalados desde hace tiempo y sólo este jueves se les hizo estallar…

Por lo demás, el atentado de Calviá ha podido ser un serio y dramático aviso, como ha señalado el alcalde de la localidad, de una posible relajación de las Fuerzas de Seguridad del Estado. El propio jefe del Gobierno, en su mensaje a la nación, hizo una directa recomendación a los propios agentes del orden para que tomen precauciones.

Por lo demás, en este día último de julio, y cuando se cumple medio siglo de actividad terrorista de la banda terrorista ETA, los guardias civiles Diego Salva y Carlos Sáenz de Tejada han pasado a engrosar los 823 nombres de víctimas mortales de la organización terrorista independentista vasca. Muchas veces se les ha denominado, con todo merecimiento, malnacidos o descerebrados. Siempre se nos ha dado la esperanza de que alguna vez habrá terminado esta lacra y tortura nacional. No hay que perder la esperanza de que la eficacia policial alguna vez lo conseguirá…

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