MADRID, 31 (OTR/PRESS)
Hay lugares en los que temen la llegada de Ana Obregón. Su actitud altiva y sus ínfulas de estrella de Hollywood la hacen un pelín insoportable para ciertos camareros que tienen que aguantar estoicamente las exigencias de la actriz. Este es el caso de los atentos empleados del emblemático Hotel Emperador situado en la Gran Vía madrileña.
Me cuentan algunos afectados por el «síndrome Obregón» que Ana frecuentaba mucho este hotel a primerisima hora de la mañana, la cafetería aún no se había abierto al público pero ella exigía con prepotencia que la atendiesen por ser quien es. Ese trato antipático y dictador dista mucho de la imagen simpática y alocada que la presentadora proyecta en sus entrevistas televisivas. ¿Será que cuándo no hay una cámara delante sale el auténtico yo?, tal vez, eso sea lo que le ocurra a la sin par Ana Obregón. En ese sentido dista mucho de la naturalidad que desprende Alaska, otra asidua del Emperador. Ella sí que sabe ser una estrella, es algo innato, no necesita esfuerzos antinaturales.
Y la que se está esforzando por mejorar es Estibaliz Pereira, la Miss España recién elegida en Cancún ya viaja rumbo a Bahamas donde pasará tres semanas antes de la elección de Miss Universo el próximo 23 de agosto.
La coruñesa aprende rápido. Es la tercera entrevista que le hago en una semana y se podría decir que evoluciona favorablemente en el arte de la respuesta. Si bien es cierto que me sigue pareciendo un tanto «redicha» y amante de las frases hechas y tópicas, Estibaliz es temeraria, es decir no tiene miedos, lo dice y yo la creo. Está dispuesta a comerse el mundo trabajando, (este parece ser su verbo favorito), reconoce que le gusta el fútbol pero no los futbolistas. A día de hoy sigue manteniendo a su novio pero apenas quiere hablar de él; para una Miss el año de reinado es una prueba de fuego en su relación, no sé si esta la superará, al tiempo.
Estibaliz está encantada con su nueva vida, es normal porque un mundo de posibilidades se le abre a partir de ahora; dice que cuando se ve en las revistas no se reconoce, le parece mentira que sea ella la que ostente la Corona de Miss España.
Yo la veo un poco obsesionada con eso de la «discreción», mide sus palabras y no entra en bromas con los periodistas. A «Miss Universo» se presenta con ganas, sabe que las habrá más guapas y operadas que ella pero Estibaliz presume de su educación y de su preparación cultural. «Tal vez esas chicas no han tenido tantas oportunidades educacionales como he tenido yo, no todo es el físico, al fin y al cabo yo he crecido en el país de las oportunidades. Allí hay un abismo entre la clase alta y la baja» ahí queda eso.
Hacía tiempo que no sabía nada de ella y la otra tarde coincidimos en una cafetería frente al Teatro Maravillas. Rosa Valenty vuelve a sonreir tras ganarle la batalla a Moncho Borrajo. Sus rencillas se remontan al 2005, cuando Rosa y el cómico tuvieron una fuerte discusión durante los ensayos de «España Cabaret». El enfrentamiento desencadenó en el despido de Rosa Valenty. A lo largo de estos años ambos se han denunciado, pero quien ha salido victoriosa ha sido la Valenty con tres sentencias a su favor.
La avalan más de treinta años en los escenarios pero el encontronazo con Borrajo la dañó profesional y psicológicamente. Ahora parece que muy pronto la volveremos a ver en el teatro con un monólogo que ya está preparando y que llevaba en sus manos la tarde de nuestro encuentro. Es una trabajadora incansable que se ha ganado a pulso la supervivencia en el teatro. Me alegro de su regreso, enhorabuena Rosa.
