Carlos Carnicero – Salir del armario


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Aplicada a los adalides de la violencia, «salir del armario» tiene el riesgo de ser tomada por una expresión «homófona»; pero el símil puede tener sentido si se asimila a quien no tiene el coraje para tomar una decisión de hacer pública una condición que no es en absoluto vergonzante.

Hay muchos seguidores de ETA que lo son por cobardía y que el día que ETA decretará su desaparición respirarían en sus pueblos; ahora les toca la impostura de figurar que son matones porque los verdaderos cuatreros les obligan a defender las reglas de la violencia. Se empieza a invertir la carga de la prueba. En muchos municipios vascos no ser abertzale radical se toma como una claudicación porque se han instalado unos arquetipos ancestrales, ligados con el imaginario vasco sobre el estado opresor, los chicos héroes que se juegan la vida y la cárcel matando por Euskadi. Y todo un sistema de información denuncia a quien claudica. Esto empieza a ser dudoso. Dentro de poco no ser demócrata será un handicap.

Aralar, la formación que «salió del armario» para sumarse la participación democrática, ha invitado a sus parientes lejanos a que hagan lo mismo en un mensaje sencillo que determina que hay una vida plácida al margen de la violencia terrorista. Solo hace falta un acto de verdadero coraje para «salir del armario» y ocurre que Arnaldo Otegui y sus compinches, con la boca chica predican el diálogo pero son incapaces de enfrentarse a sus jefes mafiosos por pura cobardía. Están en un camino que no tiene retorno, perdiendo un tiempo precioso, porque la sociedad vasca, como toda sociedad que ha estado sometida al terror, no va a tener piedad con los asesinos, con sus cómplices y con los matones que en cada pueblo cuelgan carteles de asesinos.

Llegará un día que las fuerzas de la Guardia Civil tendrán que proteger a estos bravucones de taberna que ahora están crecidos por la existencia de ETA, del linchamiento de sus vecinos. Entonces, cuando sea la Guardia Civil quien les salve la vida, se darán cuenta del valor de la democracia y del valor de la vida. Más le valdría «salir del armario» ahora que están a tiempo antes de que se lo desguacen para arrastrarlos por las calles de Euskadi.

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