MADRID, 28 (OTR/PRESS)
La cosa está mal y va a peor. El Gobierno tiene cuatro frentes abiertos. El primero el de la crisis económica -el último dato macroeconómico conocido refleja la mayor caída del PIB en los últimos 40 años-. El segundo ,consecuencia del anterior, es el del paro -en un año se han perdido 1.369.000 empleos. El tercero tiene que ver con la marejada política que se anuncia en Cataluña según sea el fallo del TC sobre el recurso del PP contra el «Estatut» .Por último, aunque no menor en carga de incertidumbre y, por lo mismo, en magnitud de problema: el cuarto frente es de la gripe A ,la pandemia que en España ha provocado ya la muerte de 20 personas.
Pese al optimismo con el que el presidente Zapatero habla de la situación tengo para mi que el retorno, tras el paréntesis estival, va ser muy duro, tanto como intentar coronar un «ocho mil». Subir ,por otra parte, sin una hoja de ruta clara y sin serpa fiable en quien depositar la confianza de la supervivencia de los componentes de la cordada. Saber que en Alemania y en Francia y,¡ hasta Portugal! están saliendo del túnel, porque sus respectivos gobiernos han acertado con las medidas para encarar la crisis -mientras aquí todo son improvisaciones-, la verdad es que desmoraliza.
Escuchando a Joaquín Almunia, comisario europeo de Economía, o leyendo lo que escribe sobre la crisis ,sus orígenes y posibles salidas, le invade a uno la nostalgia de las ocasiones perdidas. Con él dónde ahora está el otro, tengo para mi que estaríamos hablando más de la gripe A que de la crisis o del «Estatut».
