MADRID, 30 (OTR/PRESS)
Quiero pensar que no he leído bien cuando he leído que la tercera pata de la estrategia otoño-invierno de Rajoy para desgastar al Gobierno va a ser la Gripe A. La primera, la crisis, yo creo que es además de obvia razonable pues su arista más hiriente, el paro, se está viendo afilada no se si por la falta de coraje político o por el exceso de oportunismo electoral del presidente Rodríguez Zapatero.
La que según los expertos es la más urgente de las famosas reformas estructurales pendientes de nuestro país es la laboral, que no es abaratar el despido como «miente» el gobierno para que se estén quietecitos los sindicatos sino incentivar la contratación de los principales sufridores de esta crisis, los jóvenes, las mujeres y los parados. Pero, erre que erre, ya sumamos un millón tres ciento mil parados y paradas a esta lista triste en un solo año, doblando la media de paro de la UE, y camino de los cuatro millones y medio de criaturas que buscan y no encuentran trabajo
La segunda pata de la estrategia popular será insistir en la persecución política a la que les está sometiendo el gobierno, y también entra dentro de la reglas de juego partidario explotarlo sin que entrañe, en mi opinión, más daño colateral reseñable que el hartazgo que producen estas politiquillas de quinta a los ciudadanos. Desde el minuto uno me ha parecido un disparate sin paliativos que el primer partido de la oposición denuncie sin pruebas «escuchas ilegales por orden del gobierno», pero pienso que Rajoy y los suyos tienen toda la razón en que este gobierno y este presidente están manipulando hasta dar asco las presuntas corruptelas o corrupciones de «los gürtel», de las que hasta la fecha solo hay indicios personales de culpabilidad, para dar por sentado algo de lo que hasta el momento no hay ni sospechas, como que estamos ante un caso de financiación ilegal del PP
En general, casi todo lo que hacen o dicen los políticos se puede entender o explicar en clave política, pero no asustar a la gente, y jugar con la salud es una forma segura de sembrar el pánico. Que a las incertidumbres y el desconcierto que rodean a esta gripe tan desconocida se sume a sabiendas «la política» sería, en mi opinión, una irresponsabilidad, y quien lo haga un miserable venga de donde venga.
Por eso, salvo -y hasta- que la realidad me desmienta, yo quiero pensar no solo que he leído mal sino que quien le ha filtrado a la prensa que Rajoy planea incluir la Gripe A en su estrategia otoño-invierno de desgaste al gobierno, tenía un par de copas.
