MADRID, 2 (OTR/PRESS)
El que no se conforma es porque no quiere. Para la vicepresidenta económica, Elena Salgado, la culpa de las nuevas y desalentadoras cifras de paro la tiene el mes de agosto, enemigo tradicional del empleo por aquello de la estacionalidad. La doctrina oficial de Moncloa matiza: sí, pero el agosto del año pasado fue peor, con 20.000 parados más. Y además, la caída brusca del empleo se ha frenado y ya se apunta a la senda de la recuperación.
Por eso viene a pelo ese lugar común de que quien no se conforma es porque no quiere. Que se lo digan a las 84.985 personas que se ponen a la cola del INEM en busca de un empleo porque acaban de perder el suyo. O, por ser más precisos, porque se vuelven a poner a la cola donde ya estuvieron antes. Caso aparte es la natural incorporación al mercado laboral de quienes buscan empleo por primera vez. Entre unos y otros, ya estamos en los 3.629.080 de parados, aunque aún lejos de esa cifra de cinco millones reiterada por el PP como paradigma virtual de la incompetencia de Zapatero.
En el PSOE, donde se supone localizada la reserva ideológica del Gobierno Zapatero, la reacción oficial a las nuevas cifras de paro viene cosida a las esencias: «Esto nos obliga a esforzarnos en seguir protegiendo socialmente a los parados», dice Leire Pajin, número tres del partido. Lo cual nos desvía inevitablemente a los dos grandes temas de la política económica (y social) de Zapatero en esta vuelta al cole después de las vacaciones. Uno, los 420 euros mensuales para los parados que han dejado de percibir el subsidio (desde enero, según acuerdo alcanzado este miércoles), Y otro, la subida de impuestos destinada a tapar algunos agujeros en las exhaustas arcas públicas.
En ambos capítulos del abierto debate, a menos de un mes de la entrada del borrador de los Presupuestos del Estado en el telar parlamentario, podemos reconocer a quienes nos gobiernan (PSOE) y a quienes aspiran a gobernarnos (PP). Solo faltaba que los socialistas decretaran el muy liberal sálvese quien pueda para los más de tres millones y medio de parados oficialmente registrados en España. Y en cuanto a la controversia sobre la política fiscal que finalmente se proyecte en el borrador de los Presupuestos, no me imagino un Gobierno que se reclama progresista por la mañana y sube los impuestos a los trabajadores por la tarde. Por tanto, nada nuevo bajo el sol en la propuesta de buscar en las rentas del capital, y no en las del trabajo, un cierto alivio en las cuentas públicas.
Conviene saber que el déficit ya lo tenemos en casi 50.000 millones de euros, equivalente a un 4,7 % del PIB (Producto Interior Bruto), según cifras oficiales cerradas a 31 de julio.