Victoria Lafora – La excusa ecológica


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Las grandes superficies han encontrado en el Plan Nacional Integrado de Residuos la excusa perfecta para presentarse como avanzadillas de la defensa del medioambiente a costa del estrujado bolsillo del consumidor. Mejor que sus campañas de «dos por uno» y «nadie vende más barato» han optado por convertirse en paladines del ecologismo y hacer desaparecer las bolsas de plástico como forma de llevar la compra. Así, además de ahorrarse mucho dinero, se hacen publicidad porque «lo verde» vende.

Si de verdad fuera la conciencia ecológica lo que les lleva a tan cacareada medida la solución era muy fácil: repartir con prodigalidad las bolsas ecológicas de forma gratuita. Esas que ahora quieren cobrar y que, con un emblema de respeto al globo terráqueo, contribuyen a dar publicidad a su cadena de alimentación.

Es verdad que el plástico es un atroz contaminante. Que tarda cientos de años en destruirse, que ensucia el mar, las playas, los parques. Es cierto que debe retirarse. Pero entonces búsquese un material limpio y que no pretendan ganar dinero a costa de una supuesta vocación ecológica.

Hay ejemplos de otros países donde los comercios no abandonaron el saludable hábito de seguir con las tradicionales bolsas de papel reciclado, que permiten múltiples usos y no destrozan el paisaje. Si existen las bolsas biodegradables que las regalen. Lo último es que las carguen sobre la cuenta de la compra y que pague el comprador su conversión a la defensa de un mundo limpio. Así cualquiera.

Pongámonos serios porque si las bolsas contaminan también lo hacen los envases de plástico de bebidas, galletas, congelados y miles de productos que siguen expuestos en las estanterías de las grandes superficies sin ningún rubor. Fueron precisamente estas cadenas las responsables, en gran parte, de la desaparición de los envases de vidrio que había que devolver al fabricante. ¿Ha traído Vd. los cascos? Se decía hace muchos años. Eso si que era reciclar. Pero el sistema encarecía el almacenaje, obligaba a la contratación de más personal para cobrar los depósitos y redistribuir los vidrios.

Que no nos den gato por liebre. En su celeridad para cumplir las normas del PNIR, hay mucho de negocio y oportunismo y muy poco de «echarle una mano al medioambiente».

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