MADRID, 6 (OTR/PRESS)
De nuevo, el curso político ha dado comienzo con el debate interminable del caso Gürtel, y también con las filtraciones de nuevos datos sobre asunto tan problemático como lacerante e incómodo para el PP. Sobre todo, por la sospecha que siempre ha existido, y que Rajoy siempre rechazó, de que el PP en alguna de sus delegaciones regionales, Madrid o Valencia, se hubiera visto beneficiado por la aportación de los comisionistas de Correa, El Bigotes y compañeros de trama. De nuevo, este domingo, empleando otra de sus múltiples filtraciones del caso que tanto irritan al PP, el diario El País relata cómo el contable de Correa admite pagos en negro al PP valenciano: la red habría traspasado supuestamente, siempre supuestamente, unos 420 mil euros a los populares. El periódico menciona como fuente de su información «un informe del sumario al que ha tenido acceso», algo que irrita y molesta tanto como la propia denuncia del supuesto delito.
Ya de paso, en la misma información, que se produce en otro momento de ataque histérico a este tipo de fuentes informativas, el reportaje insiste en que esa clase de información ilegal del PP valenciano pudo haberse producido también en el PP madrileño y en la organización nacional que ahora preside Mariano Rajoy, sin olvidar la presunta implicación del tesorero nacional, el senador Bárcenas. No es improbable que el nuevo trabajo periodístico vuelva a desatar las peores iras del PP y de sus dirigentes, que no han cesado a celebrar el hecho de que dos de los tres jueces del tribunal valenciano que ha juzgado las dádivas recibidas por Camps -que ni siquiera pone en duda-, hayan preferido dar carpetazo al asunto, que de este modo ha pasado a la consideración de los magistrados del Supremo, por ver si éstos, contra los jueces valencianos, si advirtieran alguna relación entre tales dádivas, los famosos trajes, y los muchos contratos que la Comunidad valenciana otorgó a las empresas de Correa y El Bigotes. Pero, muchos nos preguntamos qué debe predominar o prevalecer: la revelación de la verdad, o el secreto del sumario. Sin esas filtraciones, la opinión pública no habría tenido acceso más que a una mínima parte de lo sucedido, y se supone que habrían quedado impunes muchas actuaciones por lo menos bajo sospecha, y posiblemente dignas de una sanción moral pública. Pero, en cambio, hemos visto en los últimos días cómo el presidente valenciano Camps se pretende erigir en modelo de demócrata íntegro, y de culpar a los demás de establecer «un régimen», se supone que tiránico o acaso inquisitorial, que es el adjetivo que viene empleando Rajoy para referirse a los divulgadores de las «calumnias e injurias» que contienen las filtraciones del sumario.
Cabe recordar que, en todo caso, en cada situación en que se ha sugerido o planteado la posibilidad de que hubiera financiación al PP, Rajoy lo ha rechazado con todo ímpetu. Es probable que ahora vuelva a hacerlo, y que vuelva a denunciar al portador de tan malas noticias, cuando su grupo aún celebra «la derrota socialista» en la denuncia de las calumnias que significa el caso Gürtel para el principal partido de la Oposición.
JOSE CAVERO
