José Cavero – El botellón borroka de Pozuelo.


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

De esa forma han sido bautizados ya los graves disturbios que se produjeron en la madrugada del sábado al domingo en Pozuelo, con ocasión de las fiestas de la localidad, materia de la que, durante el fin de semana, se ha hablado con profusión en cualquier punto del pueblo, el kiosco, la panadería o los bares… «Fue increíble, nadie podía imaginar una cosa así», explicaba un ciudadano en la mañana del domingo, cuando ya las cosas habían regresado a la calma que suele ser característica de la localidad madrileña, la más rica del país, según los índices estadísticos de renta per cápita.

La reyerta, como ya es sabido, dejó tras de sí cuantiosos daños materiales, veinte detenidos y diez policías heridos, en lo que el alcalde de la ciudad, Gonzalo Aguado, del PP, no ha dudado en calificar como «un hecho aislado». El sucesor de Jesús Sepúlveda, relevado por su implicación en el Caso Gürtel, afirmó que en los próximos días se reforzará el número de efectivos para que «no vuelva a ocurrir más». ¿Cómo fueron posibles esos disturbios? El consumo de alcohol, el clima de fiesta, y la aglomeración de muchos jóvenes sin otra cosa que hacer parece que consiguieron el cóctel de causas…

Y después de los disturbios, ha llegado el momento de los vídeos colgados en Youtube por varios jóvenes que grabaron los incidentes, y que han permitido comprobar la lluvia de botellas y piedras sobre un grupo de agentes arrinconados. En alguno de los vídeos, los jóvenes se mofan abiertamente de esos policías acosados y perseguidos… El alcalde ha atribuido los altercados a «un grupo de energúmenos de fuera del municipio» que ha intentado «reventar» las fiestas, y alegó, como prueba, que sólo dos de los arrestados sean vecinos del municipio madrileño. Aguado afirmó que este año la afluencia de público ha sido mayor de lo previsto, por lo que en la madrugada del domingo «se tuvieron que pedir refuerzos» en el número de efectivos policiales para hacer frente a los disturbios.

Además, negó que la reyerta hubiera sido provocada por grupos radicales. «No tenemos constancia, ni en la Policía Nacional ni en el informe del Ministerio del Interior, que haya sido originado por ninguna organización ni grupo radical. Simplemente que han sido unos jóvenes que, en un momento dado, empezaron a agredir a la Policía», explicó. Y precisó que todos los años se practican «botellones» en «un clima de normalidad» en los recintos feriales y añadió que «hoy por hoy está totalmente normalizada» la situación. Finalmente, informó de que los detenidos se encuentran en estos momentos en la comisaría de Pozuelo.

Por su parte, los sindicatos de policía han considerado «tercermundista» que en un país democrático y en un pueblo rico como Pozuelo, un grupo de personas intentara asaltar una comisaría, como ocurrió en la noche del sábado durante los enfrentamientos entre agentes y jóvenes. El secretario general de Madrid de la Unión Federal de Policía (UDF), Alfredo Perdiguero, ha dicho que aquello, «en vez de Pozuelo parecía el Harlem americano en el que reina la ley del más fuerte». Afirmó que el dispositivo montado para las fiestas incluía 16 policías de servicio y ha manifestado que «no vale de nada hacer sangre y decir que el dispositivo estaba mal planificado».

Por su parte, el secretario general de Madrid del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Felipe Brihuega, ha afirmado que «una situación así se puede ir de las manos siempre que los medios son escasos». Brihuega considera que el dispositivo desplegado sería el «normal» para una población en fiestas del tamaño y el nivel socioeconómico (medio-alto) de Pozuelo, en el que nadie esperaría una situación como la ocurrida, que considera que pudo estar motivada por el «botellón» y la consiguiente ingesta de alcohol.

Pozuelo, desde hace un año, es una localidad en obras. Prácticamente su zona céntrica está cerrada al tráfico de vehículos y de personas, para una remodelación que cambiará radicalmente el panorama. Muchísimos establecimientos de la ciudad están padeciendo severísimas restricciones por causa de la lentitud de estas obras que todos los vecinos califican y critican como interminables y sumamente incómodas. Se cree saber que el ayuntamiento ha tenido que afrontar con ayudas públicas la situación de muchos establecimientos aislados por las obras desde hace muchos meses.

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