José Cavero – La batalla borroka de Pozuelo.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

No terminan de desvanecerse los comentarios que ha provocado la que ya se llama «batalla campal» o «botellón borroka» de Pozuelo, de la madrugada del pasado domingo, en las fiestas de la localidad madrileña. Además, se van incorporando detalles a lo que ya era conocido de aquellas horas «salvajes», cuando un grupo de chavales llegó a intentar el asalto de la comisaría del pueblo, y cuando la policía local hubo de reclamar refuerzos a Madrid.

Primero, las declaraciones del alcalde, que culpa a los foráneos: de los veinte detenidos, sólo dos eran del pueblo, los restantes eran energúmenos llegados de Madrid y otras localidades, dijo. Luego, la sorpresa que han expresado las autoridades, como Esperanza Aguirre. Parece que no se quería creer que «en sus dominios» pudieran producirse disturbios de esa envergadura y gravedad. Luego, los propios chavales: unos se disculpan y otros siguen riéndose. Uno de ellos ha explicando que fue «la noche más divertida del año». Al parecer, como muchos que vivieron esos disturbios, encontró extremadamente emocionante la noche en la que 10 policías resultaron heridos y se registraron 13 incendios, 18 intoxicaciones etílicas, 23 agresiones y un intento de asalto a la comisaría de Policía, además de numerosos destrozos en el mobiliario urbano.

El relato más alabado entre los jóvenes fue el de la quema de un coche patrulla. Se ha sabido ahora que los jóvenes que vivieron los altercados en la madrugada del domingo se juntaron el lunes para hacer otro botellón y rememorar sus hazañas nocturnas contra la Policía. Y en ese relato, la historia con más éxito de las rememoradas fue la quema de un coche de la Policía nacional. En este segundo botellón, los chavales, entre cubata y cubata, ya bastante más tranquilos que la noche anterior, enseñaban sus heridas de guerra y recordaron cómo sucedió todo. Muchos no participaron en la algarada y sólo se limitaron a vivirla como espectadores. Y coincidían en el ambiente de euforia de la batalla propiamente dicha, en la que, entendían, «se impusieron y vencieron a los maderos»…

También se ha sabido ahora que el macrobotellón celebrado el pasado sábado en Pozuelo que dio origen a una batalla campal y concluyó con un duro enfrentamiento entre un grupo de 200 jóvenes y la policía, era ilegal. Ese primer día de las fiestas patronales del municipio con la renta per cápita más alta de España, unos 4.000 jóvenes se habían concentrado en torno al recinto ferial para beber alcohol en la calle, como cada año durante las fiestas patronales. Esta actividad está prohibida por una norma regional. La Ley 5/2002 sobre Drogodependencias, la llamada ley antibotellón, regula el consumo de alcohol en la calle y lo deja bien claro: «No se permitirá la venta ni el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo en terrazas, veladores o en los días de fiestas patronales o similares regulados por la correspondiente ordenanza municipal».

El municipio tenía la obligación de regular la celebración de las fiestas patronales y determinar dónde y cuándo está permitido beber en la vía pública. Sin embargo, el Ayuntamiento de Pozuelo no redactó ni aprobó la preceptiva ordenanza para regularlo. La concejal de Cultura y Fiestas del municipio, Africa Sánchez, reconoce que «no hay una ordenanza concreta que regule las fiestas». Lo que sí hay, precisa, es «un acuerdo del pleno del Ayuntamiento que fija las fechas de comienzo de las fiestas patronales». Sánchez añade que «no existe ninguna norma que obligue a tener un espacio determinado para celebrar botellones. Por eso, la gente puede estar por todo el pueblo». A su vez, un portavoz de la Comunidad de Madrid evitó comentar si la concentración de jóvenes en Pozuelo para beber en la calle era ilegal: «La ley es muy clara al respecto. Nos remitimos a lo que dice la ley». Pero fue incapaz de interpretar los términos de la norma.

Un experto en el asunto, que intervino en la redacción del texto, explicó que la norma fue concebida para que fueran los ayuntamientos los que hicieran las excepciones y establecieran cuándo se puede consumir alcohol en las vías públicas. Se recuerda, además, que Madrid fue, en 2002, la primera región que prohibió el botellón de forma habitual. La participación en estas fiestas callejeras está sancionada con una multa de hasta 300 euros que puede ser sustituida por trabajos en beneficio de la comunidad en caso de que el infractor sea un menor. La norma regional no prohíbe el consumo de alcohol a los menores, pero castiga con multas de hasta 600.000 euros la venta de bebidas alcohólicas a quienes no hayan cumplido los 18 años.

Durante los primeros siete meses del año se han puesto 36.000 sanciones por beber en la calle en la capital. Los incidentes ocurridos durante el fin de semana en Pozuelo han abierto el debate sobre la participación de los menores en los botellones y la regulación del consumo de alcohol en la calle. La primera consecuencia ha sido el encuentro que mantendrán este martes la delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, y el consejero de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, para tratar el asunto y «analizar cuáles han sido los hechos que han llevado a esta situación». La delegada del Gobierno reclamó ayer «tranquilidad, porque se trata de un hecho aislado». Valcarce sentenció: «De ninguna manera vamos a consentir que estos hechos vuelvan a ocurrir». Y apuntó que se reforzará la coordinación con el resto de las administraciones. La delegada aseguró que se van a reforzar «los dispositivos de seguridad en Pozuelo y en todos los municipios durante las fiestas patronales». Habrá más policía y más coordinación con los ayuntamientos y con las policías locales correspondientes, aseguró.

Estas fiestas de Pozuelo, que por cierto se siguen celebrando, no serán como las de años anteriores. Ya han pasado a la historia…

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