MADRID, 25 (OTR/PRESS)
El futuro político de Mariano Rajoy, hoy más en el aire que nunca desde su congreso de Valencia. Y digo eso por mucho que el PP se empecine en negar las evidencias y la realidad tal como es. A la publicación del informe policial con datos brutales sobre la presunta financiación ilegal del partido en Valencia ha seguido, como era de libro, otra ristra de presuntas calumnias contra la policía y el ministro del Interior, entre otros destinatarios. De nuevo, el principal partido de la oposición tomando por estúpidos al conjunto de los españoles. Cuando todos sabemos de sobra que lo que urge es una explicación clara y terminante de Rajoy y sus muchachos sobre todo lo sucedido y ahora una explicación del magistrado De la Rúa y sus compañeros de sala por su trato de aparente favor a la cúpula valenciana del partido. Rajoy tiene que dejarse de una vez de vacilaciones, gestitos y subterfugios y coger ese toro por los cuernos, después de haber afirmado frívolamente que lo del Gürtel valenciano era cosa pasada.
Y lo del Tribunal Superior de Valencia es tanto o más grave. Su presidente no se inhibió pese a que era mucho más que amigo del principal implicado, el presidente Camps, sin que se vinieran abajo hasta los palos del sombrajo de la justicia y del Consejo General del Poder Judicial. Leer estos nuevos informes policiales y las conversaciones grabadas es algo que avergüenza al más sinvergüenza y todavía no entiendo cómo no se ha hundido el edificio de la calle de Génova, donde se afanan en la preparación de ese ridículo acto de Dos Hermanas en el que volverán a negar las evidencias y a insultar a las instituciones y a los medios informativos que cumplen con su sagrado deber.
Qué lástima, haber tenido hoy que ocuparme de este basurero, cuando mi deseo era gastar esta columna en hacer el canto del presidente Obama, que en la ONU y en Pittsburg cumple de nuevo con sus promesas de trabajar por cambiar el mundo asqueroso en que vivimos. También pensaba dedicar unos elogios al presidente Zapatero, en la misma senda de un mundo más justo y pacífico y menos contaminado.
