MADRID, 28 (OTR/PRESS)
Visto de cerca (en la tertulia de Punto Radio, con Félix Madero), Rajoy gana. No parece el hombre instalado en la duda del que habla su caricatura más frecuente. ¿Qué haría en este momento si estuviera gobernado? Pues lo tiene claro: no subir los impuestos. Tampoco pactaría con los extremos parlamentarios para sacar adelante los Presupuestos. Dos precisiones que son de agradecer frente a los bandazos a los que nos tiene acostumbrados Zapatero.
No sucede lo mismo -en términos de claridad- cuando se le pregunta a Rajoy por la deriva valenciana del «caso Correa» y por los informes policiales que identifican a varias empresas constructoras como presuntas responsables de financiar ilegalmente actos públicos del Partido Popular. Ahí, el líder de los populares, echa mano del «mire usted» y demás circunloquios y latiguillos de relleno, clásicos, por cierto, en sus discursos. Caso insólito este de Valencia -aduce- donde, según él, «hay unos informes que no se sabe quién ha encargado y en los que se acusa al PP». «Confío -añade- en los dirigentes del partido en Valencia».
Era una respuesta previsible, el discurso oficial del PP en relación con el «caso Correa» se parece como una gota de agua a otra, al discurso que promovía el PSOE cuando el «caso Filesa». Ambos se resumen en una idea cuya simpleza confunde: negar la evidencia. Negarlo todo y echar la culpa al fiscal, a los policías especializados en investigar las tramas de corrupción política y, sí procede, a los jueces. Ignoro si está tratando de ganar tiempo, pero lo de Valencia huele tan mal que si es lo que parece puede acabar llevándose por delante a Costa y a Camps, dejando políticamente tocado a sus valedores. Entre otros, el propio Rajoy.