Francisco Muro de Iscar – Una sociedad hipócrita.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Hipócrita y llena de contradicciones. En todos los ámbitos. Inmadura y cargada de prejuicios y tópicos. La aparente lucha «contra los poderosos y los ricos», a los que luego se da toda clase de ventajas fiscales y recursos para evitar ser tratados como los demás. La persecución fiscal contra las clases medias y la condonación de deudas o la doble contabilidad de los partidos. El doble rasero para la presunción de inocencia según quien sea el que ha cometido un supuesto delito. Una justicia de jueces independientes dirigida por un Consejo elegido por cuotas.

La vida y la legalidad también andan a veces enfrentadas. El ministro de Justicia apoyaba ayer unas palabras del portavoz del PSOE en el Congreso en el sentido más o menos textual de que la moralidad de hoy es la legalidad. Y de un plumazo se han cargado no ya los valores religiosos sino el derecho natural. En asuntos de la adolescencia y de esa nueva ley del aborto que permitirá a las menores de 16 años abortar sin conocimiento de sus padres, sucede algo parecido. Dice José Antonio Marina que en España, legalmente, una niña de 13 años es considerada suficientemente madura para mantener relaciones sexuales con un adulto, pero no para beber una cerveza. Ni para comprar tabaco. Ahora, muchos de los que consideran una aberración que un adulto tenga relaciones con una niña de 13 años son partidarios de que a esa edad cualquier presunto delincuente reciba el mismo castigo que si fuera un adulto. Otro enorme disparate.

Pero hay mil contradicciones más. Superprotegemos a nuestros niños -algunos lo hacen hasta que cumplen 30 años- y estamos muy preocupados por lo que pueden ver o hacer en Internet, pero no nos importa si se emborracha todos los fines de semana, tiene relaciones sexuales con cualquier desconocido y acude a la farmacia a pedir la píldora del día después, se la toma tranquilamente como si fuera un método anticonceptivo y vuelve a casa. «La niña». No puede hacerse un piercing sin el permiso paterno o para ir de excursión con el cole, pero no se debe «interferir» en su libertad si desea abortar sin conocimiento -no digo aprobación- de sus padres.

¿Culpa del Gobierno? No, de la familia. Dice Marina que la familia tiene tres grandes recursos que no emplea de manera adecuada: cariño, disciplina y comunicación. Lo que tiene el Gobierno es responsabilidad en legislar de esa manera y convertir a los padres en una amenaza para los menores. La sociedad del futuro tendrá que ver con las leyes de hoy, como la sociedad de hoy es fruto de los disparates educativos de la LOGSE o la LODE. Lo importante es creer que todo está «a un click»: el sexo, la educación, la cultura, las relaciones, el amor y el desamor. Quiero algo y lo quiero ya. Sin límites, sin esfuerzo, sin trabajo, sin sacrificio. Es malo lanzar ese mensaje a los adolescentes.

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