MADRID, 30 (OTR/PRESS)
Si las cuentas no fallan, la parte del león que ingresará el Estado por subida de impuestos a partir del próximo mes de julio se corresponde con la enmienda de un error del Gobierno. O una marcha atrás, si ustedes prefieren llamarlo así, pero no exactamente con la subida de un impuesto, que en este caso sería el IRPF.
Me explico. Esa parte del león será la consecuencia de suprimir la famosa y demagógica deducción de 400 euros a todos los contribuyentes por el rendimiento del trabajo. No es en realidad una subida de impuestos sino la abolición de una deducción fiscal que el Gobierno Zapatero se sacó un día de la manga por razones electorales. Fue una irresponsabilidad tomar aquella medida, nada progresista, por cierto, cuando ya habían empezado a aparecer en el horizonte las primeras señales de la crisis económica que ahora nos agobia.
A lo que íbamos. De los 6.500 millones de pesetas que ingresará el Estado a lo largo de 2010 como consecuencia de la subida de impuestos prevista en los Presupuestos del Estado, que se acaban de presentar en sociedad, nada menos que 5.700 procederán de la supresión de los dichosos 400 euros.
Por tanto, la cantidad ingresada por la efectiva subida de impuestos prevista por el Gobierno para el año que viene (sólo a partir de julio) rondará los 800 millones de euros. Una cantidad insignificante en la masa dineraria calculada para los ingresos totales del Estado del año que viene, que ascenderán a 121.626 millones de euros. O sea, que la subida real y efectiva de impuestos decidida por el Gobierno para 2010, a la vista del proyecto presupuestario que acaba de enterar en el telar parlamentario, apenas llegará a sumar un punto al vigente nivel de la presión fiscal, que en España aún sigue por debajo de la media europea.
Si además damos por cierta la relación tan aireada por Zapatero entre subida de impuestos y protección social, uno ha de concluir que dicha subida, tan controvertida, tan polémica, es justa y necesaria. Incluso desde el punto de vista técnico, cuya ortodoxia relaciona siempre la subida de impuestos con la disminución de la capacidad de inversión (por caída del ahorro) y consumo, que son los dos motores de la actividad económica.
La inversión, puede ser, aunque hace falta esforzarse mucho para imaginar el desistimiento de un inversor potencial porque le quitan la deducción de 400 euros en el IRPF, le suben el tipo general del IVA del 16 al 18 % con precios de los productos a la baja y le gravan de uno a tres puntos más los rendimientos de sus ahorros. Pero el consumo, no. Si realmente lo recaudado por este aumento de impuestos va sobre todo a la protección social, volverá a la sociedad, por la vía de los subsidios, para mejorar la capacidad de consumo de sus capas más bajas.