José Cavero – Finalmente venció Río


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Cuando, ya a partir de las cinco y media, se conocían los primeros descartes en las candidaturas olímpicas, naturalmente, se enardecieron las masas congregadas para festejar, si era posible, una designación que pudiera beneficiar a Madrid, los madrileños y los españoles. Se habían cumplido muchos pronósticos y no pocas apuestas, en el sentido de que las candidaturas de Estados Unidos, Chicago, y de Japón, Tokio, se verían pospuestas y vencidas por las mucho más preparados y argumentadas de Río y Madrid. Dos primerísimas potencias económicas mundiales se veían forzadas a dejar que compitieran por esa capitalidad ambicionada las ciudades española y brasileña. Muchos pronósticos que habían avalado Michel y Barack Obama se veían descalificados, no sin incredulidad de muchos de sus compatriotas. Y de parecida manera sucedía con la capital imperial, mucho menos representada en Copenhague, ante el COI.

Pero aún quedaba esperar hasta ver la elección final que harían los delegados de ese Comité. ¿Madrid o Río?, nos preguntábamos todos. Lula da Silva había dejado tras de sí el gran mensaje: ya va siendo hora de que una ciudad iberoamericana sea sede olímpica. Todas las naciones que ahora han aspirado han tenido Juegos en alguna de sus ciudades, argumentaba el presidente brasileño. En cuando a la capital española había presumido, en la presentación de su candidatura, de la cercanía y apoyo popular de las que ha tenido noticia el mundo entero. Han presumido, las autoridades españolas, de disponer de un jefe de Estado, el Rey, que es deportistas y que ha sido olímpico. Y en los argumentos finales, don Juan Carlos proclamaba que votar Madrid era votar una candidatura segura y de éxito.

Zapatero recordó la dura ley antidopaje, mientras Gallardón anunciaba que la Villa Olímpica se destinaría, una vez concluyeran los Juegos, a viviendas de protección oficial y viviendas para deportistas. Y mientras tanto, y desde la lejanía de la Plaza de Oriente de Madrid, miles de madrileños y españoles daban su apoyo a que los Juegos fueran elemento de futuro para España y los españoles* Finalmente, llegó el momento, cerca ya de las siete de la tarde, y se abrió el sobre de la decisión final: ¿Madrid o Río?

Las encuestas efectuadas durante la hora anterior habían tenido muy estrecha distancia. Y cada cual repasaba los argumentos que le parecían más convincentes: la larga espera de Madrid, el consenso de los dos grandes partidos en dar su apoyo inequívoco y total, el hecho de que Madrid llegara a la hora de la decisión con los deberes bien hechos, con prácticamente todas las obras ya terminadas y en disposición de ser utilizadas… ¿Hay quién dé más? Pero, de igual modo, esa especie de «gobierno del mundo» que es el COI, no podía echar en saco roto la reclamación de Lula: Todo un Continente ha sido discriminado históricamente, y es hora de que termine ese maltrato, y se atienda la solicitud de un país poderoso, una potencia emergente, decidida a ser ejemplo para el mundo…

Finalmente, diez minutos antes de las siete se conocía la decisión: Río vencía a la finalista Madrid. Y era llegada la hora de determinar si habrá una tercera vez para presentar la candidatura para 2020, compitiendo con París y Roma, o más bien valdrá la pena resignarse y esperar a una mejor oportunidad. Y también empezaban a extraerse consecuencias políticas: ¿Habrá terminado sus mandatos municipales el alcalde Gallardón? No parece improbable que esta vez vaya en serio su determinación de abandonar la vida pública para situarse en la privada, en las elección de 2011. Posiblemente ha sido uno de los pensamientos que, a esa hora de la tarde danesa, repasaba don Alberto en medio del pesar y el llanto*

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