Francisco Muro de Iscar – Multas de tráfico


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Hace tres años, cuando entró en vigor el carné por puntos, la Dirección General de Tráfico recaudaba 192 millones de euros en multas. En 2008 ya eran 360 millones, 416 en 2009 y en 2010 las previsiones son recaudar 432 millones. Si eso quisiera decir que los españoles conducimos el doble de mal que hace apenas tres años, sería un dato para la alarma, porque además, en esos años se ha conseguido una importantísima reducción de víctimas mortales en la carretera, por lo que debemos felicitar a la DGT y felicitarnos.

Se podría decir que el aumento espectacular de las multas es la causa directa del descenso de las muertes en carretera, pero ese argumento es poco sólido y por esa vía doblando las multas otra vez, desaparecerían los accidentes. Pero si no nos hemos convertido repentinamente en hooligans del volante, habrá que buscar otros motivos. Y una mayoría de conductores cree que el principal es afán recaudatorio. No entro en si hay o no consignas en este sentido, pero no hay más Guardia Civil en las carreteras ni éstas han sufrido una mejora sustancial. Simplemente hay más radares y más prohibiciones, algunas de ellas absolutamente innecesarias o inexplicables. Y la presencia de los radares o de la Guardia Civil casi siempre es en «puntos trampa», no donde pueden ejercer un efecto disuasorio en los conductores sino donde pueden cazarles más fácilmente. El intento de cobrar «a tocateja», aunque reduciendose a la mitad el importe avala esa sensación recaudatoria. Descienden las tasas de la DGT, aumentan las multas y todo compensado.

A veces te encuentras señales que marcan la prohibición de ir a 80 en una recta de una autovía y te comes virtualmente el radar. Otras son incomprensibles técnicamente. Muchos conductores han instalado un aparato de esos que indican la presencia de radares y, gracias a eso, sortean las multas y siguen corriendo por encima de los límites. Ya sé que es ilegal, pero la cuestión es otra. Se dobla la recaudación, pero sigue habiendo casi los mismos puntos negros, especialmente en carreteras secundarias. He estado muchas veces estos años en Portugal, que tiene fama de ser un lugar donde se conduce con escaso respeto a las reglas y siempre vuelvo admirado. Los portugueses conducen rápido, muy rápido, pero nada más adelantar vuelven al carril derecho. Auque haya un camión a cincuenta metros, ceden rápidamente el paso a los que viene más deprisa y en una semana no he visto ni un coche de la policía ni un accidente. Es un problema de educación desde la escuela, de mejores infraestructuras y de un parque automovilístico moderno, no de represión. Por las carreteras española circulan ciento de miles de vehículos sin seguro. Eso sí que debería ser objeto de represión y de multas sin cuartel. Más educación vial y menos multas.

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