MADRID, 5 (OTR/PRESS)
El futuro político de Alberto Ruiz Gallardón está en las encuestas que dan ventaja al PP sobre el PSOE al tiempo que muestran el estancamiento -por decirlo sin acritud-, del liderazgo de Mariano Rajoy. Si en las horas más bajas de Zapatero, su rival al frente de la oposición, no consigue sacar cabeza, ¿qué tendría que hacer el PP para lograrlo?
La respuesta habría que dejársela a los militantes de este partido, aunque, todos sabemos que serán los dirigentes, y, más concretamente, el sanedrín que preside el propio Rajoy quien, llegado el caso -en un próximo congreso a celebrar antes de las elecciones- decidirá. Oído lo que dice Javier Arenas, eterno perdedor en Andalucía pero, aún así, poderoso barón en el partido, lo lógico es pensar que la oligarquía que dirige los destinos políticos de la derecha española seguirá apostando por Mariano Rajoy, pese a lo que dicen las encuestas y al recuerdo de las sucesivas derrotas ante Zapatero.
La victoria en Grecia del socialista Yorgos Papandreu (a la tercera, fue la vencida) vendría a dar la razón a quienes opinan que aunque el liderazgo sea alicorto, hay que perseverar y preservarlo porque cambiar de caballo en medio del río entrañaría grandes riesgos. Siendo cierto, también lo es que a diferencia de lo que ocurre con Rajoy, Papandreu no tenía ni tiene el problema de rechazo que lastra al líder popular. En resumen: tras el fracaso de la candidatura olímpica de Madrid, podría estar a punto de nacer la tercera vida política de Ruiz Gallardón.
La alcaldía de la capital es compatible con el acta de diputado y, también, con la Secretaría General del PP, encomienda que podría quedar vacante sí -como pronostican, también, las encuestas- su actual titular, María Dolores de Cospedal, consigue vencer al socialista Barrera en las elecciones a la presidencia de Castilla-La Mancha. Como digo, a reserva de lo que pudiera hacer Esperanza Aguirre, el futuro político de Gallardón está escrito en la letra pequeña de las últimas encuestas.
