José Cavero – Tres chorros de agua fría.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

A cualquiera se le podría ocurrir que ahora mismo «la conspiración internacional» nos persigue, y lo hace por medios bien distintos. De un lado, el COI y de Rogge, que contra muchos pronósticos y contra la esperanza de casi todos, decidió que los Juegos Olímpicos de 2016 serán organizados por Río de Janeiro. Después de unas cuantas horas de resignación y hasta de llantos, se ha producido una reacción de incomodidad y hasta de incomprensión, después de que la mayor parte de los medios informativos nos hayan relatado que los preparativos de Río son muy inferiores a los que Madrid ya tenía dispuestos. Pero parece que en Rogge ha prevalecido el deseo, por encima de cualquier otro argumento, de trasladar a Sudamérica unos juegos aún inéditos en aquel hemisferio.

El segundo chorro de agua fría lo viene proporcionando, en los últimos tiempos, el Fondo Monetario Internacional, con sus pronósticos o augurios negros y hasta desesperanzadores. No es que el FMI se haya caracterizado por el acierto en sus augurios, incluso cuando estalló la presente crisis internacional fue objeto de severas críticas porque no fue capaz de anticiparse a los acontecimientos, ni mucho menos preverlos… Pero, ahora mismo, en sucesivos trabajos desalienta cualquier esperanza de que nuestro país vaya a salir pronto de la crisis, y vaya a salir bien. Primero, que nuestro paro superará el veinte por ciento, a continuación, que nuestro déficit supera ya el diez y hasta el doce por ciento, y ahora nuestra economía estará perdida sin remedio durante todo un lustro…

Y el tercer chorro de agua helada procede del líder de la oposición. Mariano Rajoy también es «el rayo que no cesa», con sus permanente y severísimas críticas a todo lo que se mueve: ¿Un atunero secuestrado por piratas? Es culpa del Gobierno que no previno un acontecimiento de esa naturaleza, como sí hicieron otros países de la Unión Europea. Y no sirve recordar que el barco en cuestión faenaba fuera de las aguas controladas y vigiladas por los barcos y aviones de la Operación Atalanta. ¿El caso Ford-Figueruelas? Otra improvisación del Gobierno, que no previene de manera permanente y que no ha sabido anticiparse a los acontecimientos. Parece olvidarse Rajoy de que el primer viaje de un ministro de Industria fue el de Miguel Sebastián para comprobar en qué quedaba lo de Magna y la empresa española. Y que sólo hace unos días, en la ONU, el presidente Zapatero reclamó a Angela Merkel que resolviera el asunto. El diario Negocio cuenta hoy mismo que Magna rectificará su plan para la factoría española de Opel y que Figueruelas tiene todos los argumentos para ser la niña bonita de la compañía…

Pero se ve que, incluso en cuestiones que parecen perfectamente propias e intransferibles, el jefe de la oposición trata de trasladar responsabilidades a los demás. ¿El Caso Gürtel? No es la historia de unos comisionistas a la sombra de un PP que, de este modo, se ahorraba gastos incontrolables, y que beneficiaba a unos cuantos «espabilados» del partido. Muy al contrario, Gürtel es fruto del propósito gubernamental de crearle graves problemas al PP, desestabilizando a dos gobiernos, como los de Camps y Aguirre, en los que los hombres de Correa y El Bigotes hicieron negocios asombrosos… Hoy se calcula que las empresas que financiaron al PP lograron 800 millones de euros en contratos de la Generalitat valenciana. También se cuenta que los ingresos en la Caja B de Orange Market se dispararon en las autonómicas de 2007…

Aún está por ver, y se retrasa sin excusa válida, que Rajoy exija responsabilidades a los suyos, por más que hoy mismo Cristóbal Montoro haya garantizado que «el PP llegará al final del Caso Gürtel y asumirá sus responsabilidades, porque no caben medias tintas…» Nos asegura un periódico afín al PP que «la principal preocupación del líder del PP son las interferencias del Gobierno en su agenda», y que en Génova se destaca que las filtraciones del Caso Gürtel siempre han salido a la luz cuando mejor le venía al Ejecutivo…

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