Carlos Carnicero – ETA y sus cantos de sirena.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

No hace falta ser un lince para relacionar las detenciones de la cúpula incipiente de la nueva Batasuna y la del aparato político de ETA. Arnaldo Otegui viajó a Francia a recibir instrucciones y ordenante y ordenado han acabado en el talego. Varias reflexiones:

Primera: ETA no da un paso sin que en un intervalo cada vez más corto de tiempo tenga una respuesta policial. Los pesimistas dicen que se reproduce rápidamente; los realistas creemos que cada vez la calidad de sus clonaciones es mucho menor.

Segunda, no hay un ápice de coraje en Batasuna -o acaso tampoco voluntad- de disociar su suerte de la de ETA. Tienen vocación de monaguillos del terror y no es razonable pensar que caminarán en la senda de la participación política democrática.

Tercera: La debilidad de ETA es proporcional a las falsas señales de su disposición al dialogo. Ya han empezado a zascandilear por los cenáculos de la organizaciones especializadas en gestionar negociaciones para dejar puestos los señuelos por si todavía queda algún ingenuo que piensa que el final de la pesadilla terrorista es la negociación con ETA.

Por fin un largo periodo de estrategia firme y global contra el terrorismo está dando resultados sostenibles. Tienen que ocurrir sólo algunos requisitos indispensables para que la victoria sobre el terrorismo se produzca en unos términos asumibles por un estado de derecho: no pude haber ningún gesto que permita sostener la pretensión de que lo que se dilucida es un contencioso político. Si el final de ETA se gestionara en falso, con protagonismo de la banda terrorista como actor político, sólo se estarían sembrando las condiciones para que sus hijos o sus nietos volvieran a matar.

No hay que caer en la tentación de creer en un alto el fuego aún cuando se adorne de calificativos con indefinido o permanente. Al enemigo que se bate en retirada hay que acosarlo para que no se pueda rearmar. Ha ocurrido en tres ocasiones y una cuarta sería sencillamente imperdonable. Ni hay que ser triunfalista ni caer en el desánimo si como es previsible ETA vuelve a matar. La sociedad debe estar preparada para los últimos golpes de la fiera y los terroristas deben interiorizar que su única esperanza es la rendición

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