José Cavero – ¿Olvidó Elena Salgado sus bienes?


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Hacer declaración de los propios bienes, obligación reciente de nuestros ministros, es una norma digna de elogio y altamente satisfactoria, y muy deseable para el ciudadano administrado. Debiera generalizarse y afectar a muchos más que a nuestros ministros y secretarios de Estado. Es una norma vigente en muchos otros países y altamente recomendable. Sobre todo, sería deseable que nuestros hombres (y mujeres) públicos/as se acostumbraran a contarnos, con luz y taquígrafos, los bienes con los que llegaron al cargo público y los bienes con los que dejaron el cargo… Pero tal vez sea demasiado pedir, si tenemos en cuenta la abundancia de políticos que parecen haber aprovechado muy directamente el cargo para ensanchar su capital y en particular su patrimonio inmobiliario. Ahora mismo, tenemos el caso pendiente de Jaume Matas o el del alcalde de El Ejido, por citar los dos escándalos más recientes en estas materias.

Por lo que se refiere a esa declaración que hicieron los ministros y de momento ya hemos visto dos enmiendas a los datos proporcionados: el vicepresidente Chaves se vio en la necesidad de aclarar por qué sus ahorros eran tan escasos, y nos contó que todo lo había invertido en educación extranjera para sus hijos. Si su declaración «es de ley», Chaves ha invertido en dotar de lenguas vivas y educación en universidades extranjeras a sus retoños. Nada que objetar, sino todo lo contrario.

Ahora, el diario La Gaceta, que acaba de re-inaugurarse, revela algunos datos que parece haber olvidado la vicepresidenta Elena Salgado: un apartamento en la ciudad francesa de Niza, en la Costa Azul, una vivienda y un garaje en el barrio de Retiro y dos propiedades más en el barrio de Salamanca. Todos estos bienes inmuebles los valora la declaración en poco más de 236 mil euros de valor catastral. ¿Es adecuada esta valoración, y su declaración, o hay algún olvido en la defensora de las cuentas del Estado? No es improbable que doña Elena tenga que dar explicaciones sobre esos presuntos olvidos. El relato de esas propiedades asegura que ese «piso de lujo en el corazón de la Costa Azul» parece habérsele olvidado a doña Elena, o bien que las valoraciones de ese capital inmobiliario, al que, por supuesto, tiene pleno derecho, no le cuadran. Estamos a la espera de que la vicepresidenta nos aclare estas «dudas razonables» y aleje de sí estas sospechas del hallazgo periodístico, según cuyo relato, la señora Salgado «disfrutaría de una vida millonaria repleta de caprichos en lo más exclusivo de Francia».

Por si faltaba algo, el reportaje llega al lector ilustrado con la imagen del edificio en el que doña Elena «disfruta de lo más elegante de la capital del lujo francesa». Según hemos podido saber, el autor del reportaje trató de conectar ayer con la vicepresidenta o su equipo, y le hizo llegar los datos de los que disponía, pero no consiguió reacción alguna. Tal vez ahora, divulgado el reportaje, cambie de opinión y prefiera dar explicaciones.

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