Rosa Villacastín – El abanico – Machismo ¿quién dijo machismo?.


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Se queja la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, del trato recibido por parte del líder de la oposición, don Mariano Rajoy, en el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado. Un trato ciertamente discriminatorio, que seguramente no esperaba, por parte de quien un día está llamado a ocupar la presidencia del Gobierno de la Nación.

Es lógico que Rajoy disintiera de las propuestas económicas del Gobierno para el próximo año, incluso que empleara toda su artillería dialéctica para justificar su postura, aspirando como aspira a debilitar a Zapatero, para así poder llegar en plena forma a las próximas elecciones generales. No lo es el tono machista que empleó, ni sus gestos, con una persona que sin duda tiene tantos o más méritos académicos que él, aunque no domine la oratoria con la destreza que lo hace Rajoy. Sólo por eso, debería haber cuidado mucho más las formas.

Para quienes tengan dudas sobre la actitud del líder de la oposición con Elena Salgado les invito a revisar el video del debate con atención. Yo lo he hecho y es de lo más ilustrativo, de ahí que me sorprenda la defensa a ultranza que de su jefe ha hecho una mujer tan inteligente como Soraya Sáenz de Santamaría, pero mucho más el razonamiento empleado por María Dolores de Cospedal, para justificar lo injustificable: «Rajoy se esforzó para no ser agresivo porque hubiera quedado como cuando un chico le pega a una chica en el colegio». Palabras que viniendo de una mujer no dejan de sorprender.

Pero no acaban aquí las lindezas a las que ha tenido que enfrentarse estos días la vicepresidenta del Gobierno. Sin ir más lejos, un diario de prestigio publicaba el pasado miércoles una foto a cuatro columnas, en la que Elena Salgado, le comenta algo al oído a la ministra Chacón. Nunca se hubiera publicado esa foto en portada si no fuera porque Salgado se escondió tras la melena de Chacón para decirle algo que no quería que recogieran las cámaras, de manera que parecía que estuvieran haciéndose carantoñas. Una escena que de haber protagonizado dos parlamentarios masculinos nadie hubiera reparado en ella.

Es cierto que para muchas personas estas actitudes no tienen más valor que el que cada uno quiera darle, pero precisamente porque ahora está la sociedad más sensibilizada con temas que antes se justificaban sin más, es por lo que hay que tener más cuidado en lo que se dice y en cómo se dice.

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