José Cavero – Lo de Santa Coloma.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Pocas semanas después de que estallara el Caso Millet y los catalanes se hubieran informado de los manejos de este «ilustre prócer» catalán para desviar en beneficio propio, o a favor de algunas instituciones catalanas como algún partido independentista, a los catalanes les ha estallado un segundo caso no menos clamoroso y molesto en la localidad barcelonesa de Santa Coloma de Gramanet, donde han reaparecido ilustrísimos personajes del pujolismo que ya se creían desaparecidos.

Pero no. Lluis Prenafeta y Maciá Alavedra seguían «manejando el cotarro», como en los mejores tiempos del «oasis catalán» que denunció Maragall el día que tuvo el atrevimiento de revelar la existencia de un tres por ciento de comisión que las empresas pagaban a los partidos gobernantes, Convergencia y Unió Democrática. Aquella área de «negocio» de Convergencia ni siquiera dejó de existir con la denuncia, ni tampoco con la derrota electoral de Pujol. O si desapareció en un primer momento se ha podido ver que regresó más tarde, de la mano o en colaboración con dirigentes socialistas: el alcalde de la localidad, Bartomeu Muñoz, y el empresario y ex diputado Luis García Sáez, Luigi para los amigos…. Otro «bigotes» de negocios turbios, por cierto…

Que en estas materias de las corrupciones y corruptelas estamos bien informados por los casos anteriores de que «casi todos son iguales», y que no importa el color político, e incluso la colaboración de los contrarios es fácil que proporcione suculentos negocios. Los tránsfugas, los aliados «contra natura», o los contrincantes políticos, a menudo llegan a ser coincidentes en las atenciones a los intereses personales, con olvido total de los intereses generales.

En el caso catalán han tardado unas pocas horas en hacer acto de presencia los correspondientes líderes, el socialista Montilla y el convergente Artur Mas, sin duda forzados, ambos, por la alarma popular suscitada por los datos del escándalo de la trama corrupta de Santa Coloma. Montilla y el PSC han reaccionado con el anuncio de que Muñoz deberá abandonar el partido. Montilla pide calma y afirma que «no todos somos iguales», contrariamente a lo que sospechan muchísimos ciudadanos. En cuando a Mas, ha dejado en manos de los propios detenidos, Prenafeta y Maciá, su eventual baja temporal en Convergencia. Don Arturo quiere hablar con Maciá y Alavedra antes de tomar una decisión que les afecte…

Más observaba que el caso es probable que afecte más al PSC, por cuanto los convergentes no tienen cargos actuales implicados. Sólo antiguos cargos… Lo curioso de la intervención de los convergentes es que aprovecharan para cargar contra Garzón. De nuevo, el juez de la Audiencia es el indeseable de quien ve a los ojos de todos sus trapos sucios. Pero Montilla y Mas se han visto precisados a comparecer para tratar de restaurar una confianza rota de los ciudadanos hacia quienes los dirigen desde la política. No menos sorpresa ha causado el hecho de que el Parlament de Cataluña prefiriera mirar hacia otro lado hace un par de años cuando un Informe de la Sindicatura de Cuentas alertaba sobre las probables irregularidades que se estaban cometiendo en Santa Coloma o cuando muchos vecinos ya habían advertido sobre los malos olores que desprendía la gestión municipal.

Hoy, por cierto, se ha sabido que esta operación, bautizada como Pretoria, quedaba ampliada a la concesión de los servicios de limpieza municipales… En realidad, llueve sobre mojado, tanto en el PSC como en CDC. Ambos partidos tienen abundantes antecedentes en materia de irregularidades y corrupciones. En esta de ahora, se estima que el agujero del ayuntamiento socialista ha podido superar los 60 millones, que será preciso sumar a los veinte o treinta que parece que «costó» el Caso Millet-Orfeó. Sabremos más cosas de este viscoso asunto de políticos encenagados…

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