Francisco Muro de Iscar – Contradicciones y respuesta


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

Los enemigos de Rajoy no están preferentemente en el Partido Socialista Obrero Español ni en los sindicatos sino en su propia casa. Incluso podría decirse que el principal enemigo de Rajoy es Mariano Rajoy.

Vivimos en una sociedad que predica que lo público es por esencia infinitamente mejor que lo privado, que «los de izquierdas son los que quieren lo mejor para todos y los de derechas los que quieren lo mejor para ellos». (La frase no es mía es, casualidad, de una de las hijas de Zapatero hace unos años, contada por su padre, creo recordar que en un mitin). Esa sociedad tiene la mayor tasa de corrupción en la política que se recuerda y en todos los frentes ideológicos. Y la mayor parte de los corruptos son personas que administran «lo público» en su beneficio, que se aprovechan de la falta de control de «lo público» y que se llevan «lo público», es decir, lo que es de todos, con diurnidad y alevosía, aunque afortunadamente no siempre impunemente.

Tenemos un Gobierno con graves problemas, especialmente la crisis económica y el cambio de modelo productivo, que dedica más esfuerzo a ampliar la ley del aborto que a buscar un imprescindible acuerdo social, educativo y de futuro. Y unos sindicatos que viven del Estado y que en lugar de buscar salidas a la crisis se quieren manifestar, para dejarlos como «culpables» de la situación, contra los empresarios, que son los que tienen que crear empleo si el Gobierno no se empeña en impedirlo.

Defendemos el principio constitucional de la presunción de inocencia y aplicamos el principio de presunción de culpabilidad llevando esposados y ante las cámaras a quienes ni siquiera han sido todavía imputados por un juez ni se pueden fugar. Por cierto, «imputado» no significa culpable. Hay decenas de miles de ciudadanos que han entrado en un juzgado con esa condición y han salido absueltos con todos los pronunciamientos.

Tenemos una sociedad que se escandaliza por la violencia contra las mujeres o en los colegios y que acude en masa a los cines para presenciar películas violentas, en muchas ocasiones financiadas y protegidas con dinero público, donde, por ejemplo, se exhiben violaciones o donde la violada, después de ser agredida, expresa su satisfacción al violador e inicia un romance con él.

Partidos católicos en su esencia, como el PNV, votan a favor de la reforma de la ley del aborto. Y eso, sin entrar en que apoyen los Presupuestos y, una semana después, presenten una proposición para eliminar tres Ministerios, cuyos presupuestos aprobaron en los Presupuestos

En Chile, un político desconocido hace un año, pero que hoy es «el candidato del desencanto» amenaza con quebrar la pugna derecha-izquierda en las próximas elecciones. En España, nuestros políticos tienen suerte. Les queda tiempo antes de entrar en campaña. O hacen algo por regenerar las instituciones o que se preparen para el voto del desencanto. O los ciudadanos hacemos algo o nos sumirán en un desencanto del que es difícil salir.

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