MADRID, 10 (OTR/PRESS)
El martes en el Congreso se inició un nuevo periplo de los Presupuestos Generales del Estado para 2010. Cuentan que ayer ocupaban sus escaños en el hemiciclo apenas 55 diputados y ningún ministro. El debate de las cuentas públicas es por antonomasia en todos los países -o debería serlo- el más importante del año. Los gobiernos nos dicen cuánto dinero van a ingresar vía impuestos y en qué se lo van a gastar. En mi opinión, las cuentas del año son muy importantes porque estamos en recesión, porque hay más de 4,5 millones de parados y porque nos van a subir los impuestos, mientras el Gobierno asegura que va a seguir gastando el dinero a espuertas y muchos millones en partidas absolutamente inútiles para atacar la crisis.
Me parece absolutamente bochornoso que los señores diputados se despreocupen del debate de los presupuestos. ¡Qué opinión quieren que luego tengamos los españoles de nuestros políticos! La corrupción es agobiante y la dedicación bastante escasa. Ya sabemos que las cuentas del Estado de 2010 van a sufrir pocas modificaciones al haber llegado el PSOE a un pacto con dos grupos que le dan la posibilidad de tumbar cualquier enmienda por muy acertada que sea. Pero, eso no debería ser excusa para no trabajarse la defensa de todas y cada una de las modificaciones que el presupuesto exige. No logro entender qué mejor cosa tienen que hacer los señores diputados y miembros del Gobierno que estar en su escaño trabajando y transmitiendo así a los ciudadanos que luchan por sus intereses.
Hay una realidad incuestionable que ponen de manifiesto todos y cada uno de los informes que se publican: España saldrá más tarde de la crisis y con bastante más dolor que otras economías de nuestro entorno. Somos los campeones del paro y del déficit público, nuestra competitividad deja bastante que desear y no se abordan ninguna de las reformas necesarias. No se que más tiene que pasar para que los políticos salgan de su letargo y dediquen más tiempo a los problemas que verdaderamente preocupan a los ciudadanos: atajar la crisis económica y contundencia frente a la corrupción.