José Cavero – Cospedal replica a Aznar


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, se ha venido convirtiendo en una indudable «mujer fuerte», de carácter, y hasta «general secretaria», como lo fue un antecesor en el cargo, Alvarez Cascos. La actitud intransigente que ha empleados en algunos casos recientes avalan esa actitud de exigencia que está empleando en su cargo: En el caso del cesado secretario general valenciano, Ricardo Costa, con su advertencia a Esperanza Aguirre de que había cometido un tremendo error por no haber querido acudir a la reunión de la directiva nacional del PP, y ahora con su réplica al ex presidente Aznar, presidente de honor del PP, en la convención política del PP que se desarrolla en Barcelona, la manchega se está labrando un cartel de partidaria de emitir «verdades claras, aunque molesten». Y, en efecto, incluso da la sensación de que viene a suplir, a complementar o a remediar los vacíos que deja en su gestión Mariano Rajoy, que prefiere no entrar en detalles. Rajoy es otra filosofía: trata de pasar por alto, prefiere no entrar en batallas concretas, y deja a su segunda que ponga rojos a algunos relevantes colaboradores y figuras del partido. Cospedal no tiene inconveniente en advertir al mismísimo Camps que debe mostrar más sus agallas también con los propios, y desdice al Aznar que había considerado que un partido, para funcionar bien, debe tener unidad, un solo líder y un solo programa. Cospedal le ha respondido que así es, y con ello, le viene a decir al ex presidente que no se necesitan sus recomendaciones.

La asamblea barcelonesa pretende ser «abierta a la sociedad», y sobre todo, lanzar la candidatura de Alicia Sánchez Camacho ante las elecciones autonómicas próximas, en las que al PP le gustaría empezar a salir de un poco menos que anonimato y de unas cotas bajísimas de reconocimiento popular. Incluso, que al PP de Cataluña se le reconozca por su itinerario y trayectoria indefinida: desde Vidal Cuadras a Josep Piqué, desde los hermanos Fernández a la locuaz Nebreda. Todos han venido siendo «hitos para peor», y Alicia Sánchez Camacho y quien la designó, Mariano Rajoy, aspiran ya a salir de ese atolladero catalán, conscientes todos de que sin contar en Cataluña nunca pesarán en el Gobierno español. Pues bien, en esa asamblea abierta, de la que, sin embargo, fue excluido el ahora indeseable Aznar, esconde la secretaria Cospedal lanzó los mensajes más intencionados, casi a cada barón rebelde: Aznar, Camps, Aguirre, Gallardón, tras reconocer los tiempos de turbulencia que doña Dolores considera concluidos. Cospedal ha tratado, una vez más, de relanzar el liderazgo de su jefe Rajoy, y ha justificado a Camps porque «al menos se disculpó» de su desafortunada frase de la cuneta. De Cospedal y Rajoy aspiran a verse, finalmente, como alternativa con posibilidades ante las tres elecciones que ya empiezan a vislumbrarse en el horizonte: catalanas, municipales y generales, siempre conscientes de que los espectáculos internos -de desunión, de ataques y división, de corrupciones- son la manera más fácil para deteriorar la propia imagen y de destrozar las propias posibilidades.

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