Francisco Muro de Iscar – Desamigar.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Me cuenta mi hijo Nacho que el Diccionario Oxford elige por estas fechas un nuevo término que convierte en su «Palabra del Año», y que la de 2009 pretende dejar constancia de la relevancia que las relaciones digitales han cobrado en nuestras vidas. La palabra elegida es «desamigar», que el New Oxford Anmerican Dictionary define como «eliminar a alguien de una lista de amigos en una red social como Facebook». No es un «palabro». En nuestro Diccionario de la Real Academia de la Lengua, figura desamigar con el significado de «enemistar» y aunque no tiene relación con las redes sociales, va encaminada en la misma dirección. También existe en el DRAE la palabra «amigar» que, ojo, tiene dos acepciones, «amistar» y «amancebarse».

Recientemente, alguna red o algún internauta radiofónico premiaba o invitaba a sus seguidores a borrar de sus listas diez contactos inútiles, poco usados u olvidados. Hay en las redes sociales, que son un excelente instrumento para algunas cosas y una estupidez para otras, quien se vanagloria de tener 4.000 «amigos», como si eso le diera más poder o más inteligencia. Hay quien cuelga en ellas fotografías o datos que luego son usados en su contra. Hay quien ha encontrado a viejos amigos que había perdido y hay quien dice que si no estás allí, no existes. Hay que huir de las generalidades y ser inteligentes al utilizar los libros o las redes sociales. El problema no está en los instrumentos sino, casi siempre, en el mal uso de ellos.

Pero «desamigar» puede hacer fortuna, porque se lleva mucho, ya sea en la definición del Diccionario de Oxford o en el de RAE. Ultimamente casi todos los políticos, incluso los que se habían «amancebado» políticamente, andan desamigados. Incluso dentro de su propio partido. Y más de uno eliminaría, y no sólo de las redes sociales, a muchos periodistas que les están tocando las narices con el ridículo mundial que hemos hecho con el Alakrana o con el espionaje a través del sistema Sitel. Algunos de los colaboradores de Zapatero, Fernández de la Vega, Chacón o Rubalcaba darían lo que fuera por desamigarse de quienes les han puesto a los pies de los caballos haciéndoles tomar decisiones injustificables.

Se desamigan parejas que parecían eternas y socios que habían decidido llegar hasta la tercera generación. «Amigos y nada más. El resto, la selva», decía el poeta Jorge Guillén en un verso que yo le escuché a Facundo Cabral. Los amigos y la mujer o el marido son casi lo único que elegimos libremente, porque la familia nos viene dada. Por eso es importante amigar con quien es debido, en las redes sociales sin duda, pero también en la vida. Hay amigos que nos ayudan a subir a la cima del mundo y otros que nos pueden hundir en el abismo. Póngase al día: desamíguese de quien no debe ser su amigo.

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