Julia Navarro – Escaño Cero – En tierra de nadie.


MADRID, 1 (OTR/PRESS)

No va a ser fácil, no, no lo va a ser. El secuestro de tres cooperantes españoles en el Sahara exige de todos, del Gobierno en primer lugar, que no se cometan los errores recientes a raíz del secuestro del Alakrana. Sobre todo porque ya digo que no es fácil gestionar una situación tan endiablada como la de un secuestro en un país como Mauritania, desde donde los secuestradores tienen fácil escapar simplemente sumergiéndose en las interminables tierras del desierto.

De manera que en estos momentos lo mejor sería que se permita al Gobierno actuar, sin presiones, para que vaya adoptando las medidas que estime oportuno en función de la información que llegue hasta la mesa del Consejo de Ministros. Naturalmente, no se trata de dar cheques en blanco al Gobierno pero sí permitirle que actúe sin que desde el primer momento desde los bancos de la oposición se haga leña de este tema.

El Gobierno, por su parte, tiene la obligación de informar a los responsables de los partidos de la oposición de los pasos que vaya dando, y esa información debe de llegar a la opinión pública en la medida en que no dé pistas a los secuestradores o ponga en peligro a los secuestrados.

Ya digo que el asuntos es endiablado y que no es fácil la solución, pero en principio parece que el Gobierno ha aprendido algunas lecciones del pasado reciente, por ejemplo la de que es imprescindible que los familiares de los secuestrados estén informados de cuanto se hace y sobre todo que cuentan con el apoyo de todos.

Y desde luego lo que nadie puede es perder de vista el objetivo fundamental que no es otro que los tres cooperantes españoles vuelvan a casa sanos y salvos. Ojalá sea pronto.

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