Antonio Casado – Horizontes de grandeza.


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Fracaso de crítica y público en la presentación parlamentaria de la estrategia de economía sostenible. Es la nueva frontera del zapaterismo, pero cuando el zapaterismo ya ha perdido el encanto. El «karma», como se dice ahora. Y cuando se pierde eso, hagas lo que hagas, ya no hay forma de encandilar a nadie.

Salvando las distancias, quien podría dar una conferencia sobre eso es el presidente valenciano, Francisco Camps. Asunto que ahora no toca. A lo que vamos. Y vamos a explicar por qué la nueva frontera del reinado de ZP es una hoja de ruta poco sostenible, pues nace lastrada por la falta de credibilidad. Así la han valorado prácticamente todos los portavoces parlamentarios, a la izquierda y a la derecha del PSOE.

Para empezar, estamos ante un anteproyecto en el que se recogen objetivos ya propuestos en el programa electoral socialista del año 2004. Ahora cambian de envase y se proyectan hacia el año 2020, que es el horizonte fijado para lograr un nuevo modelo productivo de la economía nacional. Todo lo cual da lugar a la curiosa paradoja de que el Gobierno ha alumbrado un proyecto con cinco años de retraso y diez de antelación.

«Horizontes de grandeza», decía Mariano Rajoy en el Congreso después de escuchar la exhaustiva explicación de Rodríguez Zapatero sobre las intenciones y los contenidos de la futura Ley de Economía Sostenible. El líder del PP acusa al presidente del Gobierno de poner la vista a lo lejos como una forma de olvidar lo que ahora tenemos bajo los pies.

No le falta razón en eso a don Mariano, que no fue el único en señalarlo. El resto de los grupos políticos, excepto el PSOE, representado en José Antonio Alonso, constataron que para un problema acuciante de ahora mismo el Gobierno se dedica a proponer iniciativas cuyos frutos sólo veremos dentro de diez años. Largo me lo fiáis.

El problema acuciante está en la mente de todos: el paro, que es al tiempo causa y efecto del mal funcionamiento de una economía con vicios ocultos y serios defectos de fabricación. Por tanto, se comparte la necesidad de reformar a fondo nuestro modelo económico, pero no se entiende otra prioridad oficial que no sea la de combatir el desempleo.

Tampoco se puede ignorar el hecho de que este nuevo plan de Zapatero, que es un refrito de otras medidas anunciadas y olvidadas a lo largo de estos últimos años, nace bajo el peso de ese doble lastre que es marca de la casa. Por un lado, el voluntarismo insobornable. Por otro, el recurso al camuflaje semántico, como una forma de ocultar la insoportable realidad económica que nos agobia. En los tres indicadores habituales: crecimiento, paro y déficit público. En ninguno de ellos están las cosas para presumir. Por cierto, ninguno de ellos ha sido tomado como referente del anteproyecto de ley de Economía Sostenible para cuantificar el interminable catálogo de buenas intenciones recogidas en el texto.

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