MADRID, 08 (OTR/PRESS)
Al presidente del Gobierno le gusta recibir embajadas deportivas en Moncloa, no cabe duda. Desde luego debe ser mucho más amable abrazar a Rafa Nadal que darle la mano a Díaz Ferrán antes de empezar una reunión para hablar de reforma laboral. A Zapatero se le ve cómodo entre deportistas y lo ha vuelto a demostrar al decir: «Rafa, te queremos». Y lo ha hecho subrayando que se salía del protocolo para hacer una declaración amorosa en sede gubernamental, no es la primera vez que ocurre, a los jugadores de la selección de baloncesto les retó «a echar unas canastas» en Moncloa. Esa pachanga con Gasol habría que darla en una televisión, sin pago por visión, puesto que ver cómo nuestro presidente le intenta poner un tapón al pívot de los Lakers debe ser todo un espectáculo; alguien que confía ciegamente en la recuperación de la economía a corto plazo tiene que pensar que también puede evitar una canasta de Gasol. El espíritu deportivo todo lo consigue. Pero al margen de los afectos del presidente no estaría mal que también se reuniera con la oposición, con la patronal y con los sindicatos para llegar a un acuerdo. Desde luego que un «Mariano, te queremos» sería titular de portada a cinco columnas, quizá no sea necesario llegar a tan exagerada muestra de cariño pero al menos el interés por acercar posiciones sería loable.
El deporte es algo que funciona muy bien en España, llevamos muchos años apostando por él. A Zapatero le gustan los que llevan «la roja», tanto por el color de la camiseta por cómo la defienden en cuantos pabellones y estadios corresponde. Así pues una salida a la crisis podría ser convertirnos en España S.D., (Sociedad Deportiva), y otra más divertida pero no menos acertada sería ver cómo Rajoy se presenta en Moncloa con «la roja», entonces a Zapatero no le quedaría más remedio que elogiar su talante deportivo y su tenacidad como rival.
La crisis exige que los dirigentes lleven la misma camiseta puesto que el desempleo es el enemigo común. Los niños que visitaron el Congreso improvisaron el discurso cuando leyeron la Constitución, y les regañaron por su actitud, pero en el fondo existe el mensaje de señores políticos póngase de acuerdo porque esto así no funciona. Los niños siempre dicen la verdad aunque provoquen el sonrojo de sus padres o el enfado de la vicepresidenta del Congreso.
Queda claro que a Zapatero le gusta su papel de Ministro del Deporte, ahora hace falta saber que también le gustaría contar con los mejores para ganar el partido contra la crisis. Sí es capaz de hacerlo contará con el apoyo del público, en ese sentido todos llevamos «la roja», claro, y todos queremos que gane nuestro equipo.