MADRID, 10 (OTR/PRESS)
Me pregunto cómo es posible que la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, o el vicesecretario general, José Blanco, o el secretario general, Rodríguez Zapatero, guarden tan férreo silencio sobre el escándalo de Baleares. Me pregunto por qué los hechos escandalosos que suceden en esa comunidad no parecen importar a los responsables socialistas, pero, si me apuran, tampoco a la oposición, porque el PP tampoco es que diga mucho respecto a lo que sucede en las Baleares.
Y lo que sucede es que el Partido Socialista gobierna con un partido, Unión Mallorquina, que cuenta con varios de sus dirigentes procesados por corrupción y que, además, ocupan cargos públicos sin que el presidente balear, Frances Antich, mueva un dedo para obligarles a abandonar sus cargos.
Si durante meses nos hemos escandalizado con el caso Gürtel y el PSOE, con todo derecho y razón, ha atacado al PP por tener entre sus filas a dirigentes implicados en esa trama de corrupción, no se entiende que ante la corrupción galopante de algunos políticos baleares, aquí nadie diga esta boca es mía.
Los socialistas gobiernan Baleares en coalición con Unión Mallorquina, un partido que es, sobre todo, un partido de intereses, y con el Bloc, una formación a la izquierda del PSOE.
La verdad es que este peculiar gobierno, este tripartito forzado, no sólo no está resolviendo el problema de los ciudadanos de Baleares sino que está dando un continuo espectáculo, ya que algunos miembros destacados del tripartito no dejan de entrar y salir de los juzgados.
Cabe preguntarle al presidente balear, Frances Antich, si cree que el fin justifica los medios. Porque eso es precisamente lo que está practicando, al no importarle gobernar con un partido que está bajo la sombra de la corrupción, en vez de preferir, si fuera necesario, irse a la oposición.
En política no vale todo, o no debería valer, y resulta que quienes alzan la voz contra las prácticas corruptas de los adversarios, o quienes afean y reprochan la conducta pasiva de los dirigentes del PP por mirar hacia otro lado en el caso Gürtel, son los mismos que prefieren no perder el poder aunque para eso tengan que depender de votos ligados con la corrupción.
No puede haber dos pesos y dos medidas, y los máximos dirigentes del PSOE deberían exigir a sus compañeros de Baleares que den ejemplo rompiendo el acuerdo de gobierno con quienes están acusados de corrupción.