MADRID, 11 (OTR/PRESS)
¿Intervendrá el Rey de España, don Juan Carlos, en tratar de resolver el caso que plantea la activista saharaui Aminetu Haidar? ¿Debe hacerlo? Son varias de las cuestiones que se están planteando ahora mismo, una vez que las soluciones buscadas hasta la fecha y las gestiones efectuadas han dado como resultado 26 días de huelga de hambre que, de no remediarse, conducirán inevitablemente a la muerte de la dirigente de la antigua colonia del Sahara. Pudo temerse, en un primer momento, que el caso Haidar iba a suponer una grave quiebra en las relaciones con Marruecos, pero varios portavoces de Rabat han coincidido en señalar que no hay tal situación, porque la responsabilidad plena se le atribuye a la huelguista de hambre, y no a quien la expulsó de Marruecos y la recibió en España.
¿Qué gestión falta por hacer? Y como en ocasiones anteriores, se han recordado las buenas relaciones personales que tradicionalmente se han mantenido entre las Casas Reales de España y de Marruecos, y se ha recurrido al mismísimo Rey para que intervenga ante su colega Mohamed VI. El Rey ha manifestado su disposición a actuar, pero ha indicado que el Gobierno no desea que se recurra a esta institución suprema. ¿Por qué esta actitud del Gobierno? Tal vez porque el Gobierno no desea que el Rey y la Jefatura del Estado puedan «quemarse» o desgastarse en estas gestiones y reservarse para tareas y situaciones más comprometidas y trascendentes. ¿De verdad las hay, por encima de salvar la vida de una persona? No parece improbable que, tras llegar el asunto a los medios informativos, la Casa Real termine intercediendo ante su colega Mohamed VI.
En ese punto, ha dado que hablar la gestión efectuada por el dirigente de Izquierda Unida, Cayo Lara, de dirigirse al Rey para solicitarle esa actuación. Desde la Casa Real le han remitido una respuesta en que se indica lo que decíamos: que tiene total disposición a hacer esa gestión, pero que el Gobierno no desea que la haga, porque corresponde al propio Gobierno. Pero, una vez que se comprueba, una y otra vez, que la gestión del Gobierno no conduce a parte alguna… ¿qué es preferible? «gastar la pólvora del Rey» o recurrir a otras instancias, como la Secretaría de Estado estadounidense, que dirige Hillary Clinton? Tampoco se ha descartado esta vía, acaso recordando la intervención que en su momento tuvo Washington para aplacar el «caso Peregil», en el que el Gobierno de Aznar hizo uso de la fuerza para salvar otra situación de ocupación de un islote sólo apto para cabras».
Es decir, se está reclamando la mediación de «los más poderosos» y con más influencia: el Rey, los Estados Unidos, la Unión Europea…, todos decididos a salvar la vida de una persona cuya existencia se desconocía hace exactamente 26 días, pero cuya actuación viene reclamando atenciones crecientes. Ahora se trata, por encima de otra cosa, de salvar la vida a Haidar, que se consume con su huelga de hambre, y que, mientras tanto, está obteniendo el favor de un número de ciudadanos creciente, encabezados, en muy buena medida, por un grupo de artistas, de los que la prensa conservadora llama «artistas de la ceja» o «titiriteros», de manera despreciativa, pero sin cuya actuación, no es improbable que la reclamación de la activista saharaui tuviera muchísimo menor eco y atención pública.
El director de cine Almodóvar ha encabezado la presentación de un comunicado en el que aparecen las firmas de veinte mil personas de la cultura mundial, desde Maruja Torres a Bardem o Darío Fo, y terminando por Fernando Sánchez Dragó, uno de los últimos incorporados a la reclamación. Estos artistas reclaman una solución urgente al caso. En cuanto a la propia Haidar, insisten que el Gobierno español todavía no ha hecho lo suficiente, aunque agradece al pueblo español su solidaridad y la defensa del Sahara. A su vez, desde Rabat se insiste en que Haidar está siendo utilizada por el Frente Polisario y la acusa de estar chantajeando a España y su Gobierno. Este drama tendrá más capítulos, con toda certeza.